Felicidades para la DGII

La Dirección General de Impuestos Internos (DGII), una de las instituciones más jóvenes del Estado, llega hoy a sus 15 años,…

La Dirección General de Impuestos Internos (DGII), una de las instituciones más jóvenes del Estado, llega hoy a sus 15 años, con un cúmulo de realizaciones que la han hecho merecedora de las mejores calificaciones. Cada año aparece entre las más valoradas, incluso, frente a empresas del sector privado. La última encuesta, de 2011, indicaba que el 89% de los consultados la tenían en la más alta estima.

Esa valoración no es casual. Es consecuencia del trabajo sistemático de un equipo humano liderado por Don Juan Hernández, su gran propulsor, que con su contagiosa risa no ceja un ápice en el cumplimiento del deber.

Hablar de esta manera de una institución del Estado es inusual, pero la DGII se ha ganado su mérito. A partir de 2004 ha implantado una plataforma que le permite lograr su propósito esencial, que es la recaudación de los impuestos, mediante aplicación de la ley, de las normas y controles, sin excesos ni autoritarismo.

El uso de las tecnologías más avanzadas ha sido clave en su propósito. Un moderno centro de datos, un potente portal de Internet, la implantación de la Oficina Virtual, la facilidad de pagos a través de la Red Bancaria, mediante rigurosos sistemas de control para evitar defraudaciones. Pero nada de eso hubiese sido posible si la DGII no hubiese estado en capacidad de contratar un personal calificado, de forma tal que el 64% de sus servidores tiene formación universitaria.

Asimismo, a la siempre odiosa labor de cobro, la DGII ha debido agregarle la gracia de la concienciación ciudadana sobre el valor de la contribución. Pagar los impuestos es un deber y la evasión una estafa. Claro, ciudadanos más conscientes también reclamarán el mejor destino para sus aportes. Pero esa es otra historia.

Mientras, con sobrada razón, el pasado 16 de este mes, el Poder Ejecutivo sentó un hito al condecorar a la DGII con la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el Grado de Gran Cruz Placa de Plata, por sus servicios sobresalientes.
Felicidades.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas