El FMI acaba de explicar racionalmente lo que ha pasado con la economía dominicana. “En los últimos 24 meses, el desempeño económico se ha debilitado.
Después de alcanzar el 7.8% en 2010, el crecimiento económico se desaceleró a 4.5% en 2011, y se espera que permanezca por debajo del 4% en 2012”. En ese período la inflación disminuyó, al disiparse el impacto de los choques de precios en períodos anteriores, mientras que la inflación subyacente fue de cerca de 3.3%.
Afirma que el déficit fiscal aumentó significativamente, bajaron las recaudaciones y el gasto público se incrementó en un 40%. El déficit consolidado para 2012 es estimado en 8.5%. El doble de 2011, lo mismo que la deuda pública total, llegará a 44% del PIB, en comparación con el 35% del PIB en 2007-08. Igual la posición externa es vulnerable, un déficit proyectado de 7% del PIB en 2012.
Así, el FMI enumera la difícil situación que enfrenta la economía, con todo detalle. Pero no todo está perdido.
Es necesario reaccionar. El propio FMI plantea algunos caminos. Dice que el sector financiero muestra solidez, los bancos parecen bien capitalizados y los indicadores prudenciales del conjunto del sistema bancario no revelan riesgos significativos.
Y recomienda que las políticas macroeconómicas deben orientarse a reducir la vulnerabilidad fiscal y externa. En el frente fiscal, la meta debe ser reducir el cociente de deuda pública en relación al PIB a cerca del nivel de 2007-08.
El FMI apoya el plan de las autoridades para mejorar el clima de negocios, promover la competitividad y crear mejores condiciones para un crecimiento económico intensivo en creación de empleos. Recomienda las reformas para el sector eléctrico y aplaude la creación de la ventanilla única para el registro de nuevas inversiones.
También valora las políticas sociales para disminuir la pobreza y la desigualdad, el analfabetismo, la educación, la salud y luchar contra la corrupción. Es decir, que no estamos vencidos. Que se corrió la tuerca en el gasto, y estamos ante un déficit fiscal que es real. Lo importante es enfrentar el problema. Mientras, el debate continúa. l
