Osvaldo Virgil no pudo contener las lágrimas cuando vio a Ruddy Hernández, un viejo amigo al que tenía varios años que no veía.Ese momento de emoción se traspasó también a Juan Marichal cuando llegó a las instalaciones del complejo deportivo de Manny Mota la mañana del pasado sábado.
Relatos, recuerdos y emociones fue lo que se vivió mientras Virgil, Hernández y Marichal caminaban al salón principal donde un nutrido público los esperaba para dejar iniciado el acto, donde serían reconocidos por la Fundación Manny Mota. Los nombres de Julián Javier, así como de los hermanos Felipe (ausentes) y Mateo Rojas Alou (fallecido) también se dejaban ver en las estatuillas que en el transcurso del evento recibirían.
“Este es un día memorable”, expresó Virgil, mientras sostenía en su mano derecha un pañuelo que en momentos lo usaba para secarse las lágrimas. “Estar al lado de estos grandes hombres tiene un significado muy especial.
Manny Mota es el responsable de todo esto”, agregó. Osvaldo Cepeda y Cepeda, maestro de ceremonia, hizo alardes de cada uno de los reconocidos junto a Tomás Troncoso y Ellis Pérez, quienes con sus anécdotas hicieron del acto un espacio más sencillo. “Honor a quien honor merece. Estos señores fueron los que trazaron la pauta para que nosotros les siguiéramos. Ellos allanaron el camino. Nunca perdieron la esperanza en que sus sueños iban a ser logrados. Son hombres que sellaron la historia del béisbol en las Grandes Ligas”, dijo Mota.
Jesús Alou estuvo en representación de sus hermanos Felipe y Mateo, quien agradeció la distinción. “Estos reconocimientos lo recibo en nombre de mis hermanos. Estoy aquí porque somos una familia y eso es los que debe prevalecer en el deporte. Tratarnos todos como una familia”, expuso Jesús. Concluido el acto de reconocimientos, los invitados se trasladaron hasta el estadio principal, que fue inaugurado con el nombre de “Familia O’Malley”.
