Común que los hombres, al quejarse por dolor físico, reciban indulgencia y simpatía. En cambio, si son mujeres las quejosas, se las llama “histéricas”; si aguantan la queja, se las congratula como “fuertes”.
Es el tipo de creencias alrededor de la reacción ante el dolor o la enfermedad conforme el género, que denuncia nuestra cultura machista. La verdad biológica es que las mujeres sienten más que los hombres el dolor.
Hasta existen investigaciones que apuntan a que las medicinas contra el dolor deberían ser presentadas en versiones “rosa o azul”, para ayudar efectivamente a la mujer. Si entre los dos sexos hubiera uno con más derecho que otro a gritar de dolor, sería el femenino, no el masculino.
