Gerencia del Estado en RD (3 de7)

No pocos entienden que en el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 2013, países como Chile y Costa Rica ocupen los lugares 40 y 62 respectivamente, entre 187 naciones del mundo; mientras que la…

No pocos entienden que en el Índice de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) 2013, países como Chile y Costa Rica ocupen los lugares 40 y 62 respectivamente, entre 187 naciones del mundo; mientras que la República Dominicana ocupa el lugar 97. Comentan haber observado al visitar esos países o por imágenes de televisión, cómo el entorno no refleja el destacado progreso. Y precisamente, es ahí donde radica uno de los principales problemas por cuanto se confunde el desarrollo con elevados, edificios suntuosos, impresionantes torres y yipetas.

En Chile y Costa Rica un edificio que aloja a un ministerio de educación o a un teatro nacional presenta una sobriedad y modestia que sorprendería a no pocos. Y es que después de muy serias investigaciones los liderazgos de varios países del mundo han entendido en las últimas décadas que el verdadero desarrollo es el Desarrollo Humano, lo cual ha cambiado las prioridades en las inversiones públicas junto a una responsable conducta ante la corrupción.

Como de este lado quienes han ocupado la dirección y gestión del Estado, en una gran proporción, no han  asumido las prioridades que definen el verdadero desarrollo, no es de extrañar lo distante que está el país, de Chile y Costa Rica en cuanto al índice que se comenta. La baja calidad de la educación aun en graduados universitarios no se advierte fácilmente en un entorno de yipetas, elevados y torres. Hasta quien tiene hambre o se alimenta muy mal, lo hace con tanta discreción o dignidad que su pesar poco se ve. La confusión respecto a lo que es el auténtico desarrollo, es por tanto un problema difícil de abordar hasta en situaciones de grandes retrasos como en la República Dominicana.

Aun los estudios y reportes internacionales resulten para algunos tan extraños, son muy certeros en explicar la situación; transformar esa realidad requiere de un profundo cambio de mentalidad, de un nuevo enfoque, no solo  en quienes dirigen o han de dirigir el Estado dominicano, sino en la sociedad en su conjunto.

La dirección y gestión del Estado dominicano ha de hacer acento por lo tanto en los factores que determinan el auténtico desarrollo, si interesa revertir la situación que aun hoy prevalece reflejada en el Informe del PNUD de 2013 así como otros informes y estudios internacionales. Comprenderlo y proceder en consecuencia debe ser uno de los principales propósitos en la gerencia del Estado en la República Dominicana.

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