San Juan, Puerto Rico.- El consenso es firme: Wilfredo Gómez ha sido el mejor boxeador profesional en la historia deportiva de Puerto Rico. Gómez, quien colgó los guantes con un privilegiado expediente de 44-3-1 (42 victorias por nocaut), escribió una historia singular a su paso por los cuadriláteros mundiales.
En la actualidad, Gómez, quien fuera bautizado como “El niño de las monjas”, se siente un hombre feliz, tranquilo, lleno de paz y satisfecho por haber sido un atleta de primera fila.
Resalta que logró tener sus hijos, (cuatro, Jennefer, Gina, Liz y Wilfredo Gómez Jr.) a quienes siempre les manifiesta su amor de padre. Desde hace varios años decidió radicarse en la tierra que lo vio nacer, tras regresar de la Florida donde vivió un buen tiempo, dice. “Aquí estoy tranquilo, no ando en problemas. Me mantengo en paz y sin estar en el medio. Hice mi carrera profesional y creo que mi pueblo de Puerto Rico me quiere mucho”, postuló Gómez.
Gómez no olvida su participación, cuando apenas tenía 15 años, en los XII Juegos Centroamericanos y del Caribe, celebrados en Santo Domingo del 27 de febrero al 13 de marzo de 1974.
En ese certamen se adueñó de la medalla de oro. Meses antes, en Cuba, se coronó campeón en el Campeonato Mundial de Boxeo Juvenil. “Recuerdo con mucho amor aquellos juegos en Santo Domingo. Es algo que no olvido nunca. Yo, muy jovencito, y ser ganador del oro, uff..”.
El Bazooka Gómez, como también era conocido, tenía largo tiempo que no hablaba con la prensa… porque en los últimos años ha preferido estar aislado, sin estar presente en los medios noticiosos.
Pese a tener dificultades para articular palabras -debido a serios que problemas en sus cuerdas vocales-, Gómez, acompañado de su compañera Diana, no vaciló en responder las preguntas formuladas. Ganador de tres coronas mundiales en diferentes divisiones (supergallo, pluma y ligero junior), recuerda sus momentos más trascendentes.
Cuando dejó de lanzar puños, porque decidió irse del boxeo activo, su peso era de unas 145 libras… ¡en la actualidad pesa 241 libras!
Pero todas esas libras, volumen que norma a los boxeadores de la categoría máxima (200 o más libras), no le han ocasionado problemas de salud. A excepción de las dificultades que afectan sus cuerdas vocales, que le impiden hablar con claridad.
Su voz se escucha apagada y bajita. Cuando trata de hablar, la disfonía obstaculiza un sonido claro de su voz, pero se le entienden sus frases, las cuales expresa con coherencia. Cuando este reportero le informó que figura en el lugar número 13 entre los más capacitados púgiles de todos los tiempos -según el libro intitulado Ranking Mundial del Boxeo (Los 30 más grandes de la historia)-, Wilfredo Gómez saltó de asombro.
Y proclamó: “Eso está muy bien… caramba sí, aquí lo dice”. Y es que mientras respondía las preguntas, daba una ojeada al libro que se le obsequió.
Unos puños explosivos
Edwin Coén, periodista (deportivo) dominicano residente en Puerto Rico hace más de 15 años y quien acompañó a este reportero a la residencia de Gómez, (calle Horas número 1742, residencial Venus Garden, Río Piedras), se mostró absorto al observar tan ameno, en su conversación y cortesía, al otrora anestesiante púgil boricua que el 29 de octubre cumplirá 60 años de edad.
En su recuento (histórico) Gómez recordó el inicio de su exitosa carrera profesional cuando, en Panamá, subió por primera vez a un ring. Y empató la pelea, pactada a seis rounds, con el local Jacinto Fuentes.
Gómez, tras aquel primer combate, hilvanó 32 victorias corridas… ¡todas por nocaut! .Ningún otro púgil en la historia del boxeo de paga ha noqueado esa cantidad de enemigos de manera corrida.
Es, además, el único boxeador ganador campeón mundial supergallo que defendió 17 veces (al hilo) su corona sin conocer el fracaso. En efecto, Gómez es considerado como el mejor peso supergallo de todos los tiempos.
