Se han pasado de la raya

Las organizaciones extranjeras y sus aliadas dominicanas que tienen como bandera la defensa de los derechos de los inmigrantes haitianos han sometido al presidente Danilo Medina a lo que puede considerarse como un asedio. Buscan que el…

Las organizaciones extranjeras y sus aliadas dominicanas que tienen como bandera la defensa de los derechos de los inmigrantes haitianos han sometido al presidente Danilo Medina a lo que puede considerarse como un asedio.

Buscan que el presidente intervenga en una materia que no es estrictamente de su competencia, sino que por el contrario está en el deber y en la obligación de hacerla cumplir en atención al mandato constitucional.

El Presidente de la República es el Ejecutivo de la Nación, el jefe del Estado, y como tal le corresponde garantizar el fiel cumplimiento de las decisiones de los diferentes entes institucionales, como el Congreso Nacional y los órganos del Poder Judicial.

Y si es así, no se comprende cómo organismos y organizaciones internacionales, agencias y representantes de las Naciones Unidas le están reclamando que asuma atribuciones de otros poderes, lo que constituye una incitación a la violación del Estado de Derecho y del orden constitucional, lo que es claramente incomprensible y atentatorio para la vida institucional de la Nación.

El presidente Medina ha sido rigurosamente cortés. Ha guardado las normas protocolares. Ha recibido a instituciones nacionales y extranjeras. Ha prestado oído y ha llegado incluso a prometer que consideraría el aspecto humano de las implicaciones de la sentencia del Tribunal Constitucional, lo que es muy loable, pero no se puede pretender que el Presidente se coloque al margen de la ley, y mucho menos atendiendo a presiones insensatas.

Miembros de una entidad nacional de defensa de los derechos de los inmigrantes, inmediatamente después de visitar al Presidente, declararon que éste se comprometió a “buscar una solución”. Antes de que se conociera la sentencia, representantes de la ONU adelantaron gestiones parecidas. Y más recientemente, la directora Ejecutiva de ONU-Mujer, Phumzile Mlambo-Ngcuka, después de una visita al presidente Medina, recurrió al mismo discurso.

Con razón, Marino Vinicio Castillo dijo que el Presidente fue objeto de una emboscada. Y el martes, extranjeras y dominicanas, le plantaron una protesta irrespetuosa, que no sólo ofende la dignidad del jefe del Estado, sino al país. Se han pasado de la raya.

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