No hay almuerzo gratis

El Congreso Nacional ha estado concentrado en las últimas semanas en la evaluación y ponderación del Proyecto de Presupuesto General del Estado para el 2015.  Como se esperaría en cualquier país donde el Gobierno opera con una presión…

No hay almuerzo gratis

Nuestras últimas administraciones  se han caracterizado por un manejo hábil de variables económicas lo que sumado a la ausencia de contrapesos, ha provocado que sean vistos como los “buenos manejadores” de la economía. Sin embargo, cuando…

El Congreso Nacional ha estado concentrado en las últimas semanas en la evaluación y ponderación del Proyecto de Presupuesto General del Estado para el 2015. 

Como se esperaría en cualquier país donde el Gobierno opera con una presión tributaria en la vecindad del 14%, la asignación de recursos presupuestarios no satisface a la mayoría de los Ministerios que conforman el Gobierno ni a los demás Poderes del Estado.

Las presiones que reciben nuestros legisladores son enormes.  Los argumentos que han presentado algunas áreas del Estado para justificar mayores asignaciones son válidos y convincentes. 

El problema, sin embargo, es que no hay dinero.  El Presidente Danilo Medina desea reducir el déficit del Gobierno Central a 2.44% del PIB en el 2015, pues entiende que para el país es fundamental retornar, lo antes posible, a una trayectoria de sostenibilidad para las finanzas públicas y la deuda pública, la cual terminará en 50% del PIB este año.

El Congreso Nacional está analizando opciones con el objetivo de satisfacer algunas de las demandas de mayor asignación que le han presentado. 

La semana pasada se indicó que los legisladores estaban ponderando reducir en RD$3,000 millones la asignación que el Poder Ejecutivo había presupuestado por concepto del pago de los intereses para la recapitalización del Banco Central.

Para el año 2015, se han presupuestado pagos por este concepto ascendentes a RD$21,152.5 millones, equivalentes a 0.7% del PIB, inferior al 1.3% que establece la Ley de 167-07 para la Recapitalización del Banco Central de la República Dominicana.

Si los legisladores finalmente aprueban un Presupuesto  con una asignación de RD$18,152.5 millones para la recapitalización del Banco Central  y de esa manera satisfacer las demandas de otras áreas del Estado, el Banco Central estaría recibiendo del Gobierno Central en el 2015, el 0.6% del PIB para su recapitalización.

Algunos pensarán que ese reajuste no genera ningún problema pues el déficit del Gobierno Central se mantendría en 2.44% del PIB.  Lamentablemente, en economía no hay almuerzo gratis. Recordemos que el Gobierno es sólo una parte del sector público.

Hay otras dos partes, el resto del sector público no financiero y el Banco Central, cuyos resultados, sumados a los del Gobierno Central, determinan el balance del sector público consolidado. Y ese es el resultado que impacta en la deuda pública.

Cuando el Gobierno reduce los pagos de intereses para la recapitalización del Banco Central, el llamado déficit cuasi-fiscal de esta institución aumenta.  Como ese déficit hay que financiarlo, el Banco Central se ve precisado a endeudarse más aceleradamente, provocando un aumento de la deuda pública.

En el 2014, el Banco Central pagará aproximadamente RD$51,541 millones a los tenedores de sus certificados de inversión y depositantes remunerados.  En el Presupuesto del 2014 se presupuestaron pagos por intereses para la recapitalización del Banco Central ascendentes a RD$19,153.3 millones.

Si se mantiene el resultado de los años 2012 y 2013 en el sentido de que el Gobierno pagó al Banco Central el 80% y 73%, respectivamente, del monto presupuestado, se podría proyectar que este año el Gobierno pagará al Banco Central para su recapitalización unos RD$14,365 millones.  Si el Banco le paga a sus tenedores de duda RD$51,541 millones y recibe del Gobierno RD$14,365 millones, se genera un déficit de RD$37,176 millones.  Agréguele a eso los gastos administrativos del Banco Central y algunos ingresos adicionales que recibe la entidad, y se puede proyectar un déficit cuasi-fiscal de RD$40,346 millones en el 2014.

Para el 2015, el Banco Central, está proyectando que el déficit cuasi-fiscal ascenderá a RD$42,300 millones. Eso asume que el Gobierno le transferirá RD$21,152.5 millones por concepto de los intereses para su recapitalización.  Si ese monto finalmente se reduce en los RD$3,000 millones que los legisladores han estado ponderando, el déficit cuasi-fiscal terminaría en RD$45,300 millones, si el Gobierno transfiriese el 100% de los RD$18,152.5 millones que finalmente se presupuesten.

En consecuencia, el déficit cuasi-fiscal del Banco Central terminaría, en el mejor de los casos, en 1.49% del PIB en el 2015. Gobierno Central 2.44%, Banco Central 1.49% y resto del sector público no financiero, probablemente, en la vecindad de 0.50% del PIB.  En total, 4.4% del PIB, un nivel todavía elevado para un país que quiere evitar que su deuda pública, luego de alcanzar 50% del PIB a final de este año, siga escalando peldaños.

Mientras menos recursos se envíen al Banco Central para su recapitalización, más rápidamente aumentará su deuda, la cual terminará en 13.2% del PIB a final del 2014.  Recordemos que el principal objetivo que tiene nuestro Banco Central es el control de la tasa de cambio. 

Como el pago de los intereses sobre sus títulos de deuda expande los agregados monetarios, el Banco los recoge de vuelta colocando más deuda. Si no lo hiciera, el peso se habría depreciado anualmente a una tasa mayor al 3.9% de los últimos 8 años.

Y eso, sin lugar a dudas, habría provocado el derrumbe de nuestra economía.  Nadie en su sano juicio aceptaría una depreciación anual mayor de nuestra moneda. l

Posted in Sin categoría

Nuestras últimas administraciones  se han caracterizado por un manejo hábil de variables económicas lo que sumado a la ausencia de contrapesos, ha provocado que sean vistos como los “buenos manejadores” de la economía. Sin embargo, cuando se analizan las cifras desde el año 2000 se constata que de una situación de superávit en las cuentas fiscales hasta el año 2007, incluyendo el estrepitoso año 2003 de la crisis bancaria, hemos pasado desde el año electoral 2008 a una situación de déficit fiscal que alcanzó un escandaloso nivel en el también año electoral 2012; déficit que aunque disminuyó en el año 2013  sigue siendo inquietantemente alto, puesto que es incluso mayor que el déficit fiscal registrado para el año 2011.

A esto hay que agregar que la deuda pública ha crecido desde un 17.1% del PIB en el 2001 a 48.3% del PIB en el 2013, habiendo aumentado solo la de  PETROCARIBE  de un 17.1 % a un 25.2% de la deuda externa. Al mismo tiempo sabemos que se han hecho reformas tributarias sucesivas cuyos ingresos nunca han sido suficientes para el ritmo de gastos del gobierno y que han provocado una mayor informalización de la economía.

A pesar de este panorama, pocos parecen preocuparse de que sigamos realizando emisiones de bonos soberanos aumentando la alta deuda pública para financiar el presupuesto, de que no tengamos claras cuáles serán las alternativas ante la muy probable pérdida de los beneficios de PETROCARIBE, de que el gasto de capital sea cada vez más insignificante versus el gasto corriente, de que casi el 44% de los ingresos fiscales tenga que ser destinado al servicio de la deuda, de que las transferencias al sector eléctrico sean cada vez más altas, entre otros muchos retos de nuestra economía.

Lo peor del caso es que hemos creado un círculo vicioso en que la supuesta solución de un problema causa otro mayor, con un efecto de bola de nieve, como es el caso del déficit cuasifiscal ocasionado por el salvamento bancario, el subsidio del sector eléctrico, el mantenimiento de la estabilidad del tipo de cambio, entre otros. Igual sucede con los fondos de pensiones, que pocos parecen preocuparse de que estén en su totalidad invertidos en pesos dominicanos corriendo el riesgo devaluatorio y colocados casi exclusivamente en instrumentos emitidos por el Estado, llámese certificados del Banco Central o bonos del Ministerio de Hacienda; sin que nadie advierta el peligro de qué pasará cuando haya que comenzar a pagar las pensiones de nuestros trabajadores. No nos estamos dando cuenta de que así como nos sucedió con el tema migratorio, que durante décadas preferimos voltear la cabeza mientras la inmigración aumentaba y crecía su descendencia, como si por ignorarla o no documentarla no existiera el problema; así podría sucedernos con la situación económica, que algunos solo miden a través de sus bolsillos.

Pero como bien dicen los norteamericanos no hay almuerzo gratis y tarde o temprano hay que pagar  incluso aquello que no queremos ver.  Ojalá  tomemos conciencia antes de que el almuerzo nos salga demasiado caro.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas