Hay más huérfanos por la violencia y la criminalidad

En solo dos años, el programa de Apoyo a Huérfanos de la Violencia y la Criminalidad ha acogido a 54 niños y 22 familias de Santiago a las que dá asistencia.

En solo dos años, el programa de Apoyo a Huérfanos de la Violencia y la Criminalidad ha acogido a 54 niños y 22 familias de Santiago a las que dá asistencia.
El programa, iniciado a finales del a 2009, solo acoge a una parte de los parientes de las 235 víctimas mortales que se produjeron desde el 2010 a la fecha, según las estadísticas ofrecidas por las autoridades.

En una gran parte de los casos, los niños pierden a ambos padres. como el caso de Miguelina Michel Suárez, una menor de ocho años que quedó desamparada luego que un hombre asesinó a sus padres José Alfredo Suárez y Verónica Carela.

Germania Martínez, abuela de Miguelina, quien acudió a la Fiscalía junto a su nieta para celebrar la acostumbrada fiesta de entrega de juguetes a los afectados por la violencia, solo tiene espacio para el dolor  y la tristeza de saber que su hijo José Alfredo no podrá ver a su hija crecer.

El hecho ocurrió en el 2010 en el sector El Ejido. La pareja procreó otros dos niños de 12 y 14 años.

“Esta gente que acude a la violencia son unos cobardes. Mi hijo perdió la vida a manos de un criminal que actuó como un verdadero animal y que sin mediar palabras le dio un tiro por la espalda y luego le propinó a Verónica otro tiro en la cabeza”, relató con pesar Germania Martínez al hablar sobre la triste realidad que le ha tocado vivir.

En tanto que Altagracia Poliné perdió a su hija Elizabeth Polanco y su hermana Yanet Polanco, a manos de dos agentes policiales que las ultimaron a tiros en una persecución contra un presunto delincuente, quien también fue abatido.

Elizabeth era selección de baloncesto de la barriada de Pueblo Nuevo y se encontraba frente a su hogar cuando fue impactada por los disparos. Entre  llantos, Altagracia dijo que tuvo que conformarse con ver que los policías homicidas fueron condenados a 30 y 20 años de prisión. 

Vidas marcadas
Aunque aún no se repone de la tragedia que cada noche le carcome el sueño y que en su recuerdo se convierte en una pesadilla.“Mi vida es otra después que perdí a mi hija, ya nada me da alegría”, indicó.

Juana Margarita es otra abuela que solo hace velar por la niña de seis años que dejó en condición de orfandad, luego que su hijo, el taxista Ramón Martínez, fuera asesinado por desconocidos durante un atraco. Cuando sucedió el hecho la menor solo contaba con dos años. 

La fiscal interina, Luisa Liranzo, al encabezar la entrega de juguetes a los niños que han sido acogidos, dijo que las estadísticas de huérfanos de la violencia difieren de las que maneja el programa, que ya tiene dos años de ejecución y que es dirigido por la sicóloga Julissa Martínez.

Según Martínez cuando algunos de los niños cumplen cierta edad, entonces  se les dá oportunidad a otros que han sido afectados igualmente por los hechos de violencia.

Familiares no se reponen  de estas pérdidas

Félix perdió a su esposa y otros dos menores, quienes murieron al ingerir una comida envenenada en la comunidad de Cienfuegos. Para aliviar la pesada carga, el programa trata de conseguirle a Félix un empleo que sirva para el sustento de otros dos vástagos que le sobrevivieron.

A los problemas de violencia se suman los miles de niños que son degradados en sus condiciones de seres humanos al deambular por las calles de Santiago en busca de ganarse la vida.

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