Los candidatos presidenciales Hipólito Mejía y Danilo Medina pretenden enfrentar los principales problemas del pueblo dominicano a partir de cuatro grandes ideas o ejes temáticos que indiscutiblemente comparten.
Según los programas de gobierno que los equipos técnicos de sus comandos de campaña presentaron a la opinión pública nacional, ambos asumirían la Presidencia de la República para 1) mejorar los indicadores de desarrollo humano o condiciones de vida de la población; 2) sostener el crecimiento económico, pero creando más y mejores empleos que las dos gestiones del presidente Leonel Fernández; 3) proteger celosamente los recursos medioambientales y el territorio, a fin de garantizar el bien futuro de la nación; 4) y hacer más transparente, ético y efectivo el aparato del Estado.
Los dos proyectos, sin embargo, se diferencian en la metodología (el cómo) que cada grupo político aplicaría para alcanzar esos cuatro objetivos fundamentales.
El punto de producción de riqueza permite apreciar claramente las discrepancias que existen entre las propuestas. Veamos.
Danilo Medina plantea la necesidad de un cambio de modelo económico, que genere 400 mil empleos con el sector turismo como “locomotora”. Las pequeñas y medianas empresas y los emprendedores en sentido general recibirían diferentes incentivos y reorientaciones: incubadoras, financiamientos, programas de educación mercadológica, revisión del marco legal, y otras
novedades.
El PRD parte de
un diagnóstico general
La estrategia proselitista de Danilo Medina se refleja en su programa de gobierno, donde las propuestas no parten de la identificación de las causas reales de los problemas del país. Este punto es abordado por el proyecto del PRD en el diagnóstico que da inicio a cada capítulo. El equipo de Mejía atribuye al gobierno del presidente Leonel Fernández la responsabilidad de decenas de males económicos, educativos, de seguridad y salud.
Danilo además pretende abordar la agropecuaria como un sector clave para garantizar la seguridad alimentaria de la población y aumentar las exportaciones.
Su gobierno sembraría 500 mil tareas con 17 cultivos de ciclo corto, diseminaría 400 huertos escolares y comunitarios, y estimularía la producción lechera y las innovaciones tecnológicas. A esto se le agrega el financiamiento de invernaderos individuales y colectivos para los productores de cacao y café, a fin de que participen de la exportación de vegetales.
En la manufactura, el programa peledeísta prevé un engranaje que integre a los manufactureros con los demás sectores productivos, enfocándose en aquellas empresas capaces de generar más y mejores empleos.
La minería es vista en el plan morado como una fuente de recursos destinados a financiar el desarrollo social.
Para impulsarla, se asumiría una política nacional de exploración y explotación de hidrocarburos, el fortalecimiento de la Dirección de Minería y la captación de minerales a baja escala.
Hipólito Mejía y su equipo técnico pretenden incrementar la producción relanzando la agropecuaria, y dando mayor apoyo a la industria, la agroindustria y las zonas francas, sectores que en los diagnósticos de su programa de gobierno presentan condiciones críticas -en el caso de las micro, pequeñas y medianas empresas, Mejía promete un “florecimiento” de estas unidades productivas-.
En el ámbito agropecuario se especifica que el gobierno apoyaría la construcción de 10 millones de metros cuadrados de invernaderos; la rehabilitación de 60 mil hectáreas de café y cacao, 30 de forestales, 50 mil de frutales, 500 mil de cultivos permanentes de zonas bajas, 125 de cultivos temporeros, y 500 de pastos mejorados. A esto se le sumaría una política de industrialización de las producciones con fines de ventas en los mercados externos, y un plan de financiamiento formal con tasa sostenida entre 8 y 12% anual.
La nueva gestión del PRD declararía al turismo como una “prioridad nacional”, merecedora de los mayores esfuerzos del Poder Ejecutivo en materia de promoción, coordinación con los gobiernos locales, servicio informativo y respaldo a las empresas turísticas capaces de competir con diferentes mercados, todo bajo garantías de sostenibilidad ambiental.
En el caso de la Minería, el plan blanco parte de un nuevo marco institucional, que cree la Dirección Nacional de Minería y una clara política de exploración y explotación de hidrocarburos. Todos los contratos mineros vigentes hasta el momento, también serían revisados con el objetivo de adecuarlos a la realidad socioeconómica y ambiental de la nación.
De manera transversal, el programa de Mejía muestra una lista de 24 grandes proyectos de inversión dirigidos a dinamizar la economía, crear 550 mil empleos y modificar el país estructuralmente.
