El texto de esta homilía será entregado en tres partes, pero, como trato de hacerlo siempre, cada parte se mantiene por sí misma, aunque es evidente, se complementan mutuamente. En la primera entrega puse los preámbulos y entregué un solo tema. Hoy ofrezco otros dos temas. Fue pronunciada en la misa, presidida por el Señor Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y concelebrada con miembros de la Conferencia del Episcopado Dominicano y con los sacerdotes que acompañan el quehacer universitario, tanto de Santiago como de Santo Domingo, con motivo de las Bodas de Oro de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, el domingo 9 de septiembre de 2012. Notará que esta exposición, en su estilo, conserva más el del lenguaje  verbal que el del escrito, ya que es una transcripción de la grabación que se hizo de la misma.

2. ALABA ALMA MÍA AL SEÑOR
El Salmo responsorial, que no lo escogimos para esta fiesta, recoge hermosamente sentimientos que hoy nos embargan. Monseñor Agripino decía: Es una celebración de Acción de Gracias. El Salmo 145 dice: Alaba alma mía al Señor. La alabanza es la acción de gracias. Ese salmo recoge perfectamente nuestros sentimientos de hoy. Alabamos a Dios.

Una universidad es una obra humana. Y son hombres los que han estado detrás de esta universidad. Los hemos ido viendo llegar y pasar, moverse de aquí para allá, buscar recursos, pero detrás de ellos está Dios. Sin Dios nada es posible. Hoy  podemos felicitar, dar un aplauso a ellos que no tuvieron miedo, pero tenemos que aplaudir a Dios, porque él está detrás de esta obra. Es una obra de Dios.  Por eso, ¡Alaba, alma mía, al Señor!

El santo Padre Benedicto XVI, en su mensaje, que hemos leído al inicio de esta celebración, hermosamente recoge las razones de por qué debemos alabar a Dios y darle gracias.

Mirando esta universidad, viendo lo que había hecho, decía: “Esta universidad ha realizado la tarea de investigación, de formación académica y moral que la han caracterizado en estos 50 años de fecunda labor”. Qué hermosa frase la del Papa. Él reconoce que esta universidad ha tenido una fecunda labor en esas tres dimensiones: Investigación, formación académica y formación moral, ética, en valores, lo cual quiere decir que la universidad ha cumplido su misión en esas tres dimensiones. Y qué hermoso es que el Papa lo haya podido decir.

Dicho de otra manera, por sus aportes en todas esas dimensiones, por eso nosotros podemos decir con el salmo: “Alaba, alma mía, al Señor”.  Como les decía, ha sido madre y maestra. Ha sido madre para tantos estudiantes; y maestra, que ha sabido educar y dedicarse a tiempo completo a ello.

 “Alaba, alma mía, al Señor”, porque esta universidad, durante 50 años, también ha sido fiel a la Iglesia, a la Conferencia del Episcopado Dominicano.

Soy testigo de cómo monseñor Agripino Núñez Collado todo lo informa a la Conferencia y consulta, unas veces al presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, otras, a la misma Conferencia.

Asimismo, a un servidor, como Gran Canciller, siempre me informa, hasta de cada una de sus salidas al exterior.

A la junta de directores, a la cual la Conferencia ha confiado la dirección y responsabilidad inmediata de esta universidad también ha sido siempre fiel. “Alaba, alma mía, al Señor”, porque esta universidad ha sido obediente.
Quiero fijarme ahora en un punto muy concreto, que todos nosotros conocemos: la Conferencia del Episcopado Dominicano confió a esta universidad el diálogo.

El diálogo con la sociedad civil, que llamamos en determinado momento el “Diálogo Tripartito” con los políticos, con los empresarios, con todos los trabajadores, con toda la sociedad. El señor rector ha sido fiel a ese mandato de diálogo. Para nosotros y para la sociedad dominicana, monseñor Agripino Núñez Collado es el hombre del Diálogo Nacional, aceptado como algo normal, pero todo comenzó como una misión que la Iglesia le confió. “Alaba, alma mía, al Señor”, porque esta universidad ha sido, en todo este tiempo, evangelizadora de la cultura dominicana. ¿Qué cultura?: La cultura política, la cultura del diálogo, la cultura del encuentro. ¡Cuántos conflictos se han analizado y se han resuelto desde aquí, en esta universidad!

En la solución de los conflictos dominicanos, la referencia de esta universidad es algo obligado. Si, alaba, alma mía, al Señor, porque la universidad ha sido fiel en cumplir su misión. ¡Qué hermoso Salmo para este día!

Ya le dimos un aplauso al Señor, pero démosle otro aplauso, como signo de alabanza: “Alaba, alma mía, al Señor”,  por estos 50 años de la PUCMM.

3. FE EN JESÚS Y FAVORITISMOS
En la segunda lectura, en el texto que hemos leído, del Apóstol Santiago el Menor, capítulo 2, desde el versículo 1, hay una frase que no la podemos dejar pasar por alto, si hacemos una aplicación a esta universidad. Es un texto que tampoco escogimos nosotros. Santiago dice en su carta: “No junten la fe en nuestro Señor Jesucristo con el favoritismo”.

Santiago está mirando la comunidad que está en frente de él. Es una comunidad en la que hay pobres, pero en la que se nota que hay favoritismos; que si llegan personas (como dice él) bien vestidos, con anillos, les dan los primeros puestos.  Santiago corrige esa conducta.  La corrige, porque a los más pobres no se les tiene en cuenta.

Esta frase, esta enseñanza, que vale para toda comunidad cristiana, también vale para una universidad católica como ésta, incluso es válida para cualquier universidad. Esta universidad no puede tener favoritismos.

La PUCMM ha sabido conservar la excelencia académica, pero para lograr la excelencia académica, hay que hacerlo con muchos recursos económicos y con profesores bien pagados. Nunca olvido a monseñor Agripino, cuando dice: “Para tener buenos profesores, tenemos que pagarles lo que se les paga fuera de la universidad, y para eso hay que buscar los recursos”.  Pero esa búsqueda de recursos económicos para mantener la excelencia no ha hecho que la PUCMM tenga favoritismos.

A mí me da una inmensa alegría cuando recuerdo esos primeros años de la universidad. Un servidor, como presbítero, en el lejano Higüey, cuando la universidad se abría a todos los estudiantes del país, podía propiciar la venida de estudiantes de Higüey y de La Romana que estudiaron aquí, que no tenían recursos. Yo soy testigo de que no había favoritismos en ese momento y todavía hoy menos; esa orientación de poder venir en ayuda de todos los estudiantes, y de los más necesitados en particular, se nota en el sistema de crédito educativo. La universidad ha quitado las becas, porque ha descubierto que con crédito educativo se puede ayudar más a los estudiantes.

En este momento, el número de estudiantes de aquí, que cubre sus estudios con crédito educativo, es del 37 por ciento. En la universidad, el personal, con monseñor Agripino Núñez a la cabeza, repite que “ningún estudiante que merezca estudiar en esta universidad se quede fuera por razones económicas”. Por eso, en esta universidad se busca que no haya favoritismos, porque se busca que cualquier estudiante pueda venir a estudiar en la PUCMM.

Hace 30 años, para venir a estudiar aquí se necesitaba tener una recomendación para tener acceso a un crédito educativo o una beca. Hoy no es así. Cualquier estudiante, sólo con sus calificaciones, si son buenas, puede presentarse y obtiene el “Crédito a la Excelencia”, no importa su condición económica o social.

En esta universidad de Santiago, que ya no es sólo de Santiago, sino de la República Dominicana toda, en nuestras aulas se sientan igualmente el que tiene poder económico y el estudiante más pobre de cualquiera de nuestras ciudades, porque se busca la manera de que puedan seguir estudiando juntos. Hay que decir, sin embargo, que esta es una realidad, no solamente por el sistema del crédito educativo, sino también porque siendo la universidad, como todas las universidades, muy costosa, busca recursos, donde sea, para pagar una buena parte de sus costos. El pago que hace un estudiante no cubre en su totalidad, ni mucho menos, lo que cuesta la universidad.

Por eso este mandato: “No junten la fe en nuestro Señor Jesucristo con el favoritismo” se ha buscado practicarla aquí, ya que esta universidad es de nuestro Señor Jesucristo, y quiere vivir esa dimensión de universalidad, sin favoritismos. Me podrán decir que algún profesor ha cometido alguna falta en la línea de “favoritismos”, pero no es la orientación de la institución ni su práctica generalizada  a través de los años. Por eso, como en esta universidad se pueden sentar, en las mismas aulas, el rico y el pobre ¿por qué no damos gracias a nuestro Señor, que quiere que seamos así?  Porque todos somos iguales, ricos en talentos, ricos en cualidades humanas y espirituales. Porque esta universidad  se ha esforzado en sentar juntos a pobres y ricos para la fiesta, alabemos al Señor.  Vamos a dar un aplauso a nuestro Señor Jesucristo, que nos ha permitido poner en práctica esta enseñanza, como hemos dicho.

CERTIFICO que he transcrito fielmente en esta segunda entrega dos de los temas tratados por mí en mi homilía, con motivo de las Bodas de Oro de la PUCMM, y que esos temas están completos aquí, no habiendo dicho nada más  ni nada menos de lo que dije sobre ellos.

DOY FE en Santiago de los Caballeros, a los veintisiete  (27) días del mes de  septiembre del año del Señor dos mil doce (2012).

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas