La Iglesia Católica ha reivindicado como muy propio de su misión orientar a las personas en los asuntos que atañen a sus deberes y valores ciudadanos, con lo que establece que nada la limita en sus trabajos para elevar la dignidad y la calidad humana.
Con ese enfoque, supera aquellos criterios que pretendían limitar su quehacer a los “asuntos de fe y del espíritu”, muy apartados de la problemática que sufren cotidianamente los seres humanos. Así, la Iglesia podía ser muy buena para administrar centros educativos, hospitalarios, hospicios y demás servicios atinentes a las diferentes pastorales.
Pero cuando se trataba de expresar su voz en materias relacionadas con la gobernabilidad o el ejercicio de la política, surgían voces que pretendían limitarla en sus vocaciones para estimular la conciencia social. Pero todo eso ha quedado atrás y en su momento la Conferencia del Episcopado Dominicano ha defendido su rol.
A propósito de las actuales elecciones, ya en febrero pasado llamó a los dominicanos a participar “con entusiasmo ejerciendo el derecho al voto… en paz, libremente y por el candidato de nuestras simpatías”.
En ese contexto, la Iglesia convocó para el sábado a una Jornada de Oración por la paz y el respeto a la voluntad ciudadana en las próximas elecciones presidenciales.
Es una iniciativa proactiva que por la paz, la convivencia armoniosa y el respeto a la libertad de conciencia que tiene cada ciudadano de ejercer libremente el voto.
Y una cuestión fundamental, que después de las votaciones del próximo domingo, la voluntad mayoritaria de los dominicanos sea respetada por todos. Es el llamado de la Iglesia Católica, que siempre concita el apoyo de los dominicanos.
