Importar maestros

Son muchos los problemas de la educación dominicana, pero el más grave es la baja calificación profesoral.

Son muchos los problemas de la educación dominicana, pero el más grave es la baja calificación profesoral. A los educadores organizados, o más propiamente a su gremio, les resulta muy difícil aceptar esa realidad con humildad y entereza, y cada vez que se plantea el tema se van por la tangente.

Pero es un asunto capital que en algún momento debe ser reconocido. Las autoridades están muy conscientes de ello, y por eso, la ministra de Educación Superior, licenciada Ligia Amada Melo, está anunciando que el gobierno contratará maestros extranjeros en las áreas de ciencias básicas como matemáticas, física, química y biología.

 La queja predominante de los egresados en ese campo es que no  tienen demanda en el mercado. Eso está asociado al escaso desarrollo del conocimiento, la investigación y la innovación. Las oportunidades suelen limitarse al magisterio. Pero los bajos salarios no estimulan a profesionales de alta calificación a dedicarse a tan noble servicio.

No es la primera vez que se habla de importar multiplicadores. La incomprensible resistencia del gremio aparentemente ha influido para que las autoridades no lo asuman con determinación.

La iniciativa del gobierno estaría bien encaminada, pero la deficiencia del sistema educativo no se encuentra sólo en esas áreas. En las universidades se expresa de otra manera.

Profesores con bajo nivel de desempeño con una matrícula  estudiantil que acusa deficiencias como baja habilidad comprensiva, pobre razonamiento y precario pensamiento lógico. Todo eso orlado por un déficit gramatical vergonzante. Son perceptibles las dificultades que confrontan en el manejo del lenguaje, lo que se constituye en un obstáculo para el acceso a los contenidos.

Algunas universidades cumplen con el rigor de someter a los bachilleres de nuevo ingreso a pruebas de nivel, que deben desvelar las debilidades o carencias de los mismos, pero no siempre se desarrollan programas focalizados dirigidos a superar esas deficiencias. El Colegio Universitario en su época trató de resolver esa dificultad para garantizar la calidad académica.

Esos problemas evidentes en las universidades se originan en la deficiente escuela dominicana. Una cuestión bien complicada que requiere un abordaje más profundo.

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