Los partidos políticos impusieron la “gobernabilidad” en la escogencia de los bufetes directivos de los ayuntamientos este 16 de agosto, lo que muestra que cuando el poder de sus representantes en las instituciones gubernamentales está en riesgo son muy rápidos en la búsqueda de soluciones.
Y no es que esté mal, porque los partidos políticos son la base de la democracia, pero ha sido evidente que la democracia representativa le ha dejado pocos frutos a la sociedad dominicana, por lo que entiendo que es tiempo de que en el país haya una manifestación de la democracia participativa, donde gobernantes y gobernados decidan juntos el desarrollo de la nación, que es la verdadera gobernabilidad.
Los partidos políticos y los gobernantes están conscientes de ello y han impulsado legislaciones que formalizan la gobernabilidad, que no es más que una combinación de representación y participación, pero se ha quedado en formalidades y nada de práctica.
El presidente Leonel Fernández reconoce en su ensayo “Desafíos de la Gobernabilidad en América Latina”, publicado por Conare en el 2006, que la responsabilidad de los actores está en el compromiso con sus pueblos y en su visión estratégica de cómo fortalecer las garantías de derechos de los ciudadanos, al tiempo que se avanza hacia la modernidad y el progreso justo, solidario, donde se encuentran las premisas de un sistema menos sujeto a turbulencias y veleidades. Sólo retórica, porque en la práctica los políticos, lejos de contribuir a cerrar la brecha de la desigualdad la han hecho crecer a sus anchas.
Los ínfimos resultados de la democracia representativa es lo que ha dado paso a gobiernos como los de Venezuela y Brasil. En el último caso, los políticos reconocieron que sin la participación de la gente no es posible impulsar los cambios y el desarrollo. Quiera Dios que en la República Dominicana también se den los pasos necesarios para alcanzar un verdadero desarrollo, que tenga como base la gobernabilidad.
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