La osadía de los indigentes no tiene límites. Ya no sólo ocupan el área de jardinería de los elevados, sino que en aparente desafío al peligro se ubican hasta en los soportes que los sostienen.Es el caso de un hombre que ha hecho de los brazos de concreto del recién construido elevado de la avenida John F. Kennedy con Doctor Defilló su lugar para pernoctar.
El hombre sube a la estructura cual si fuera Tarzán por medio a una soga que le ayuda a conseguir su objetivo, y que le coloca al borde del peligro.
Este excéntrico individuo pasa casi inadvertido a no ser porque se deja sentir durante las horas pico, cuando el taponamiento de vehículos apremia.
Valiéndose de un silbato, comienza a pitar como si fuera un agente del tránsito confundiendo a los conductores que diariamente por allí transitan.
Precisamente, para evitar la ocupación del espacio por los indigentes que han hecho de estos lugares sus moradas, la parte baja de este elevado construido por la empresa brasileña Odebrecht, fue cementada y erigida formando pequeños triángulos de cemento para volverlo menos habitable.
Este singular caso se suma a la gran cantidad de indigentes que se encuentran diseminados en elevados, parques, puentes y monumentos históricos de la ciudad.
