Decía Otto Von Bismarck que “la política no es una ciencia exacta, sino más bien un arte”. Y, la esclerosis mental es tan mala como la manual a la hora de un pintor delinear las imágenes. Esclerosis que puede tener varias causas. La molicie, los intereses obnubilantes, así como la miopía y/o falta de visión estratégica. La decisión del Comité Político del PLD del 19 de junio para impulsar la reelección es una muestra inequívoca de lo anterior.
Esto así, porque la desafortunada imposición de una veintena de miembros del CP para forzar una modificación constitucional que permita reestablecer la reelección presidencial en beneficio del Presidente Danilo Medina, bajo el discutible argumento de su “alta popularidad” no admite ni siquiera una ligera evaluación de la relación beneficio/costos.
De entrada, esta decisión evidencia una miopía colosal y una clara subestimación de su real capacidad para imponerle esta decisión a una matrícula congresional adversa en un 66% (80 legisladores). Lo cual ha generado una radicalización efectiva entre los peledeístas excluidos del accionar gubernamental (+70%), así como de más de 300 miembros del Comité Central que entienden que el Partido debía continuar el discurrir democrático que venía exhibiendo, apegado a sus principios, su ética y su historia.
Esto así, porque la decisión de 23 miembros del CP de ordenar la búsqueda de la reelección presidencial, en la actual coyuntura, es la más clara muestra de pérdida del pudor y la ética política jamás exhibida por un conglomerado político en la historia nacional. Porque al no disponer de los 148 votos necesarios para aprobar la modificación de marras, el PLD tendría, obligatoriamente, que salir a “sonsacar”, para usar un rejuego semántico, 28 legisladores de la oposición. Aparte de que tendría que “torcer la voluntad”, de nuevo uso un rejuego semántico, de los legisladores del PLD que se han opuesto pública y abiertamente.
Sin embargo, donde esta desafortunada decisión evidencia su infantilismo y, sin embargo, adquiere consecuencias dramáticas, es en haber tirado por la borda la “ventaja comparativa” que tenía el PLD frente a los demás partidos de oposición: “El Péndulo Danilo-Leonel”. Esto es el rejuego Danilo 2012-Leonel 2016-Danilo 2020, en donde estos dos hegemones del PLD no tendrían que enfrentarse para competir por un mismo espacio temporal. El juego ni siquiera empieza y ya estamos viendo las funestas consecuencias.
Con el agravante de que, por un lado ha metido en el congelador las más de 4 mil candidaturas electivas del PLD, junto con la presidencial, hasta que todos los enredos legales se diluciden (Ley orgánica u ordinaria, necesidad o no del Referendo, y hasta las conformaciones de las Comisiones de estudio camerales). Aspectos que, de ir a los tribunales, “no tienen hora fija para ser pasados”, como decía un famoso anuncio radial.
De igual manera, en lo que respecta al accionar gubernamental, la decisión también es asaz desafortunada. Esto así, porque el gobierno del Presidente Medina había venido navegando con el viento a su favor, en una calma chicha, debido al hecho de que el expresidente Fernández se había erigido en el pararrayos de todos los ataques de los frentes mediáticos opositores. Puesto que se entendía que era el candidato del PLD con mayores posibilidades para el 2016. En este sentido, desde agosto 2012 todos los cañones de la oposición estuvieron dirigidos a Leonel Fernández, quien enfrentó alrededor de 25 ataques mediáticos de toda índole. Quirino incluido.
Pero esta decisión cambia dramáticamente el panorama político, ya que convierte un gobierno sigiloso, opaco, de alta profusión mediática en un “blanco político”. En efecto, “al salir del closet” en cuanto a la reelección, el gobierno del Presidente Medina se convierte en un objetivo visible de la oposición y sus convergencias mediáticas. Ya los cañones, que habían venido disparando por tres años a un objetivo definido (LF), empiezan a hacer mella en la musculatura gubernamental. Y por eso empezamos a ver denuncias y trabajos de investigación en ese sentido. Por ejemplo, el Hospital Darío Contreras.
En este sentido, es de esperar una recomposición de la popularidad presidencial una vez perdido el blindaje estratégico que le proveía Leonel Fernández. Y la reacomodación de los sectores convergentes que han estado medrando en Palacio por espacio de tres años y habrán de retomar su esencia histórica antipeledeísta.
Por otra parte, la decisión del Comité Político no sólo ha generado un rechazo de importantes sectores dentro del PLD, verbigracia el propio CP, sino de amplios segmentos de la sociedad. En efecto, vemos cómo el Cardenal López Rodríguez, ANJE, FINJUS, y prácticamente todos los partidos de la oposición; PRD, PRM, PRSC, Frente Amplio, etc., así como el Bloque Progresista han externado su rechazo.
O sea, que el Comité Político fuerza una modificación constitucional sin consenso, ni a lo interno de su Partido, ni a lo externo de la sociedad. Todo lo contrario, con un amplio y generalizado rechazo y oposición. Una reforma, a todas luces, ilegítima. Lo cual evidencia una enajenación y distanciamiento de sus naturales bases de sustentación sociales.
Analizando todo lo anterior, no se entiende cómo ese Sanedrín pudo haber incurrido en semejante error estratégico, atentatorio de sus principios, sus postulados históricos y hasta su propia supervivencia. Dicen que la avaricia rompe el saco, y parece que es lo que ha sucedido en esta funesta ocasión. Cuánta insensatez e impericia políticas. ¿Dejarán Danilo y Leonel que maten la gallina de los huevos de oro?
