El informe del Banco Mundial sobre las exportaciones

El Banco Mundial continúa produciendo documentos de gran valor analítico sobre la República Dominicana. Hace poco tiempo dio a conocer el informe titulado “Cuando la prosperidad no es compartida” en el que destaca la falta de movilidad social&#8230

El Banco Mundial continúa produciendo documentos de gran valor analítico sobre la República Dominicana. Hace poco tiempo dio a conocer el informe titulado “Cuando la prosperidad no es compartida” en el que destaca la falta de movilidad social y la rigidez de la pobreza en un contexto de alto crecimiento económico, sus causas y los remedios posibles.

En esta ocasión nos sirve un nuevo y riguroso análisis sobre el sector exportador dominicano. El título del informe, “Cómo mantener el dinamismo exportador en la República Dominicana”, le hace poca justicia porque uno de sus hallazgos más destacados es precisamente que a lo largo de la década pasada y los primeros años de ésta, el crecimiento de las exportaciones de bienes ha sido insuficiente. Ha estado por debajo del de otros países, a pesar de contar con un envidiable acceso a dos de los mercados más grandes del mundo. Pero también encuentra un signo alentador en el hecho de que desde 2010 hay un comportamiento más dinámico.

Un segundo hallazgo es que las exportaciones se han diversificado notablemente, tanto en las zonas francas como fuera de ellas. Mientras en el pasado las de zonas francas se concentraban en confecciones textiles, desde finales de la década pasada, la canasta exportadora empezó a ser más amplia, con una clara primacía de bienes como productos y equipos médicos, electrónicos y farmacéuticos, cigarros y puros, joyas y calzados. Por su lado, hay nuevas exportaciones de manufacturas nacionales como cemento, varilla, productos plásticos, alimentos procesados, y frutas y vegetales, y el mercado de Haití ha contribuido a reducir la concentración en el mercado de Estados Unidos.

Un tercero es que las de zonas francas han adquirido un mayor grado de complejidad tecnológica, de calidad y de sofisticación. Son productos frecuentemente producidos por empresas transnacionales con plantas en el país, y el crecimiento de sus ventas se ha venido dando en los mismos productos que producían antes dirigidos hacia sus mercados tradicionales porque son empresas con vínculos comerciales estables.

Sin embargo, el estudio también señala tres debilidades importantes que acusan las exportaciones, además del insuficiente crecimiento. Primero, que las empresas de zonas francas continúan estando muy desconectadas del resto de la economía por lo que su capacidad de arrastre sigue siendo limitada. Esto es una pena porque son precisamente esas empresas las que logran un mayor contenido tecnológico en sus exportaciones, y que están mejor conectadas a las cadenas globales de valor más dinámicas. Es difícil exagerar la importancia que tiene que la política pública le preste atención a esto y procure que se logren mayores encadenamientos productivos. Estamos discutiendo esto desde los noventa sin que haya avances decisivos.

Segundo, que las exportaciones nacionales acusan un importante problema de calidad, tienen bajo contenido tecnológico o se basan en recursos naturales. Esto implica que las cadenas de las que forman parte son cortas y/o que el empleo que generan es de baja calificación y salarios reducidos. El problema de la calidad se refleja con fuerza en las exportaciones de frutas y vegetales, donde una proporción importante de embarques ha sido devuelta por estar contaminados o por contener agroquímicos prohibidos. Además, aunque muchas de estas exportaciones son de nuevos productos a nuevos mercados, frecuentemente no se logran sostener y no se logran forjar lazos comerciales estables. De esto se deriva que la diversificación es insuficiente y que el reto central para las políticas es lograr escalamientos tecnológicos y mejoramiento de la calidad que mejoren significativamente la oferta exportable.

Tercero, el país no termina de aprovechar los nuevos mercados mundiales que han crecido más que la mayoría como los de países como China, India, Brasil y Rusia.

Adicionalmente, el estudio llama la atención de que las instituciones públicas responsables del comercio exterior necesitan ser reformadas para estar a la altura de esos retos, eliminando duplicidades, fortalecimiento capacidades y delimitando mandatos.

Se trata de un estudio de largo plazo, no de una gestión de gobierno; busca identificar tendencias y no cambios incipientes. Por ello y por otras razones, no da cuenta de algunos avances muy recientes como la reducción de los embarques devueltos como resultado de mejores controles sanitarios, o el crecimiento en las actividades de calzado en zonas francas que podría cambiar el panorama en ese sector. Si esos cambios harán la diferencia, tocará a otros estudios dilucidarlo.

Mientras tanto, este valioso informe nos reitera la urgente agenda productiva y exportadora que este país ha venido teniendo por delante desde hace varios años, y que no parece que terminamos de asumir, como sociedad, con la seriedad y determinación necesarias. 

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