Inmigrantes y derechos

La República Dominicana es,  ha sido y seguirá siendo receptora de inmigrantes. Generalmente nos quejamos de esa condición,…

La República Dominicana es,  ha sido y seguirá siendo receptora de inmigrantes.

Generalmente nos quejamos de esa condición, pero deberíamos alegrarnos.

Alegrarnos, porque si somos un destino con vocación de arraigamiento, es porque representamos oportunidades. Pero debemos preocuparnos si esos ciudadanos ingresan al margen de la ley, o si tienen un perfil delictivo, aunque cumplan todos los requisitos establecidos.

La Nación estará en capacidad de recibir extranjeros sólo en la medida en que su economía los requiera y no constituyan una carga para el Estado o un riesgo para la seguridad ciudadana.

Hemos proclamado el estado de derecho y eso es válido para todos, y quienes llegan tienen que someterse a las normas previstas en nuestro sistema jurídico. No debemos comportarnos hostiles ante quienes vienen al país. Probablemente, la mayoría es gente inofensiva. Buscan oportunidades.

Como tenemos un vecino emisor, masivamente, es natural que muchos dominicanos sientan amenazas. Otros países conviven con situaciones parecidas. Esa circunstancia es un reto para que fortalezcamos las políticas migratorias y establezcamos un régimen de frontera transparente y un registro de extranjería eficaz.

Lo que no debemos permitirnos es abusar de los inmigrantes, especialmente de los haitianos que vienen a trabajar. Es verdad que la gran mayoría es ilegal, pero esa condición no tiene que conducir a la vulneración de sus derechos. Lo que debemos es impedir que se establezcan en el territorio ilegalmente.
Hemos recibido noticias de los excesos de agentes de la Dirección de Migración. Lanzan sus operativos de captura de ilegales. Cumplen con la ley, pero la corrompen cuando se dedican a extorsionar. Los detienen y terminan despojándolos hasta de sus calzados.

Ayer el mundo celebró el día del inmigrante. Nos llegó con la vergüenza de decenas de haitianos frente al Ministerio de Trabajo reclamando que se les reconozcan sus derechos laborales.

Eso no debe ser. Las autoridades deben ayudar a buscar una solución. Mientras, pensemos en los dominicanos, porque también somos emisores, que tratan de sobrevivir en el exterior.

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