La suerte parecía sonreírle a Chicago. Los Bulls iban abajo por un punto cuando faltaban 22,7 segundos en el reloj, y Derrick Rose se aprestaba a hacer un par de tiros libres.
Es el actual jugador más valioso de la NBA. Hasta ese momento llevaba marca de 29 tiros libres encestados en el último cuarto esta temporada. Como si el momento necesitara mayor importancia, jugaba contra el Heat de Miami, el equipo que derrotó a Rose y los Bulls en la serie final de la Conferencia Este el año pasado.
Pero Rose falló el primer tiro libre.
Falló el segundo también.
Y falló además un tiro de campo que habría empatado el encuentro a 3,7 segundos del final, y el Heat se llevó el domingo una extraña victoria por 97-93.
LeBron James —el jugador al que Rose remplazó como el más valioso de la liga— anotó 35 puntos para Miami, que nunca perdió la delantera en el marcador, pero tampoco pudo relajarse sino hasta que Chris Bosh selló la victoria con un par de tiros libres cuando restaban 0,1 segundos.
«Esto es tan surrealista sabiendo que tuve la oportunidad de ganar el partido», dijo Rose posteriormente. «Y esta vez las cosas no salieron».
«Le fallé a mi equipo», agregó.
Bosh anotó 24 puntos y bajó 12 rebotes para el Heat (15-5), mientras que Dwayne Wade aportó 15 puntos, para que el equipo se acercara a un juego de los Bulls (17-5) en la Este.
«Como si fuera la postemporada en enero», dijo Wade.
Richard Hamilton y Joakim Noah anotaron 11 puntos cada uno para Chicago, que también recibió la colaboración de Ronnie Brewer y Carlos Boozer, con 10 puntos cada uno.
«Fue un partido muy competido», dijo el entrenador del Heat Erik Spoelstra.
Sus palabras no reflejan siquiera el comienzo de la historia.
Tuvo un poco de todo. James saltó sobre John Lucas, quien mide 1,80 metros, para clavar el balón en el aro en los primeros minutos del encuentro. Dijo después que nunca vio al base de los Bulls en su camino. Wade falló nueve de sus primeros 10 tiros. James falló un par de tiros libres cinco segundos después de que Rose fallara los suyos en los momentos finales. Hubo roces, faltas duras, empujones y gritos. Incluso un silbatazo accidental en el cierre del partido que no afectó a Miami, aunque el Heat creyó que el silbatazo les quitó la ventaja.
No fue simplemente otro partido, como tampoco en Minneapolis.
Los Lakers de Los Angeles cedían terreno y los Timberwolves de Minnesota avanzaban al ritmo de convertir un déficit de 18 puntos en una ventaja de un tanto a 3 minutos del final.
Cuando todo parecía que los Lakers dejarían ir otro partido como visitantes, Kobe Bryant le demostró a esos cachorros cómo se hacen las cosas cuando el partido agoniza.
Bryant aportó 35 puntos y 14 rebotes mientras el español Pau Gasol anotó 28 para darle a los Lakers una muy necesaria victoria fuera de casa, por 106-101 sobre los Timberwolves.
Andrew Bynum agregó 21 puntos para los Lakers, quienes ganaron apenas por segunda ocasión en nueve juegos en gira esta temporada. Pero fue Bryant quien definió intempestivamente al encontrar los huecos en la zona de Minnesota para conseguir las dos canastas que sellaron el triunfo.
