La JCE no es problema, es solución

Las elecciones nacionales del próximo domingo 15 de mayo son, en lo organizativo, de las más complejas en toda la historia por la cantidad de aspirantes que simultáneamente concurren: ¡24 mil 442!Como es entendible, las próximas elecciones…

Las elecciones nacionales del próximo domingo 15 de mayo son, en lo organizativo, de las más complejas en toda la historia por la cantidad de aspirantes que simultáneamente concurren: ¡24 mil 442!

Como es entendible, las próximas elecciones generan al mismo tiempo dudas en relación a la credibilidad de sus resultados por la avanzada tecnología a ser empleada para el conteo de los votos; pero sobre todo por la larguísima historia de fraudes y desconocimiento de la voluntad popular.

Mas esos tres factores en juego, lo cuantitativo, lo técnico y lo histórico no han de ser motivos para desprestigiar injustamente un proceso que por su transparencia ha estado a la vista de todos y en el cual los legítimos delegados, principalmente de los partidos de oposición, obligados a una estricta vigilancia, han estado informados de cuanto acontece.

El problema de la democracia dominicana hoy no es la Junta Central Electoral-JCE- sí es el Tribunal Superior Electoral-TSE- capaz de tomar las más increíbles decisiones y legitimar procesos viciados a la vista de todos. Hay que prepararse para elegir próximamente un nuevo TSE más allá de mezquinos intereses y que efectivamente contribuya con la aún débil democracia electoral. Más grande aun como obstáculo son los propios partidos políticos, en los cuales su democracia interna ha estado profundamente cuestionada, donde los intereses están por encima de los méritos, llegando al extremo de generar a su interior tragedias hasta con la pérdida de vidas, algo inadmisible en la presente etapa del desarrollo de la República Dominicana. La tan esperada ley de partidos, si es auténtica, ha de ser una de las grandes respuestas a la aún tan débil democracia al interior de los partidos.

En lo que respecta a la forma establecida de conteo de los votos, un examen detenido y desapasionado muestra que es un verdadero avance en la transparencia y credibilidad electoral. La tecnología tiene muy precisas formas de verificación o validación y existen reputados técnicos a nivel nacional e internacional en capacidad de darle al país el veredicto imparcial. No es necesario volver al conteo manual, ni siquiera como muestra. Ese conteo manual ha sido un componente esencial de los más burdos fraudes, engaños y violación de la voluntad electoral.

Los avances tecnológicos en todos los sentidos, sin ninguna duda, son reales progresos de la humanidad que fortalecen la democracia. Son otros los problemas de la democracia dominicana como ya se han resaltado sobre los cuales hay que actuar proactivamente.

A votar pacíficamente y sin sobresaltos el próximo domingo. La JCE no es problema, es solución. 

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