La JCE y Sabana Grande de Boyá

Obtuve mis primeros conocimientos sobre la comunidad de Sabana Grande de Boyá a finales de los años sesenta. Al lado de mi casa materna,  en el municipio de Tamayo, se mudó “Mai Ramona”, una persona especial, que rápidamente se ganó el afecto&#8

Obtuve mis primeros conocimientos sobre la comunidad de Sabana Grande de Boyá a finales de los años sesenta. Al lado de mi casa materna,  en el municipio de Tamayo, se mudó “Mai Ramona”, una persona especial, que rápidamente se ganó el afecto de todos los “muchachitos” del vecindario. Con el tiempo ella plantó todo su patio con frutales sabrosos como guayaba, cerezas, chinas y mangos. Vi crecer ahí la primera mata de pera, que junto a otra mata de ciruela roja, iban a ser los principales atractivos de ese lugar, que naturalmente provocan  ganas de brincar la empalizada y degustarla a media noche. Pues lo de Sabana Grande de Boyá viene porque un buen día a la casa de “Mai Ramona” llegó su hijo Antonio y con él Juanita, su única “muchachita”, que vino para quedarse. Antonio fue quien nos habló de Sabana Grande de Boyá. Para los muchachos de la época un pueblo que quedaba como al otro lado del mar. Siempre me llegaban a la mente esos recuerdos y el nombre de este pueblo, hasta que en el 2006 me propuso visitarlo. Para ello organizamos un “tour familiar” que además de Sabana Grande de Boyá, incluía a Monte Plata, Bayaguana, Peralvillo y Yamasá. Fue estupendo. Pregunté en Sabana Grande de Boyá si alguien conoció a Antonio, pero al no tener ningún otro detalle, ni siquiera su apellido, la búsqueda fue infructuosa. Resurgen estos recuerdos porque el pasado jueves estuve de nuevo en Sabana Grande de Boyá en el acto de inauguración del edificio que alojará la Junta Municipal Electoral, el Centro de Cedulación y la Oficialía del Estado Civil. Fue un acto memorable, a la altura de la obra que el Pleno de la Junta Central Electoral y su presidente Roberto Rosario Márquez, están entregando a este laborioso pueblo. La alegría era visible y los testimonios de los presentes, no dejaban duda de lo orgullosa que estaba la gente de este pueblo. En verdad estos edificios son un legado inolvidable, pues con frecuencia se convierten en la obra más impactante de estas comunidades. De nuevo hablé con algunas personas sobre Antonio y no pude conseguir su rastro. Pero, Sabana Grande de Boyá, seguirá presente como uno de mis mejores recuerdos.

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