“Cobrar favores; dejar las disculpas para luego”. Dos de las cinco más relevantes cosas que un buen jefe nunca hace, en la experiencia de Jeff Haden, analista de temas corporativos. Lo primero porque “los líderes destacados sólo dan, nunca toman”. Lo segundo, porque quien desea empleados que sepan disculparse cuando cometen errores, debe dar el ejemplo. “Liderar significa siempre tener que decir lo siento”, sentencia. ¿Cuántos de nosotros reconoceríamos esas condiciones en nuestros superiores? Apostaría a que pocos, pues en nuestro medio la relación de mando mayormente se rige por cánones autoritarios. La corriente de los tiempos, sin embargo, va en dirección de que los jefes inspiren cercanía, seguridad y confianza, nunca resquemor ni distancia.

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