Provoca escalofríos algunas situaciones que han puesto en evidencia la reconocida frase internacional “fair play”, en buen español, el juego limpio. La idea es que esta expresión acude a que la competencia deportiva se enaltezca de limpieza en sentido general, pero más específicamente a nivel de Juegos Olímpicos.
Lo que hasta la fecha ha acontecido en el olimpo de Londres, deja con certeza, preocupa sin dudas al movimiento olímpico, pues pone el deporte bajo la lupa de la revisión, lo que equipara, en cierta forma, las cuestionables decisiones que se han tomado en el deporte profesional. No se trata de arreglo de partidos, el Comité Olímpico Internacional ha dicho que está muy pendiente de ese aspecto.
Lo que sí han dejado estelas de debilidad son decisiones controversiales. La surcoreana Shim Lim lloró el martes por espacio de una hora, luego de que se le arrebatara, por un error electrónico de un reloj, la posibilidad de ir a la final y quedar con por lo menos plata. Rechazó la propuesta de una medalla simbólica por un error también de los jueces que no precisaron que el reloj estaba detenido. España se quejó en polo acuático por un gol que el video garantiza su efectividad, pero los árbitros no lo apreciaron y un partido que pudo terminar empate cerró 8-7 para Croacia.
Estos son sólo dos casos de varios que ya han ocurrido no sólo en Londres, también en Pekín, en Atenas y más atrás. El COI responde a estos conflictos, pero muy a su tiempo. Algo así como la FIFA que luego de 126 años después de dictar sus reglas, aprobó en julio pasado la utilización de un juez electrónico. En lo que eso llega para distintos deportes, muchos sufrimientos por errores de jueces seguirán sin más. Aquí nace la pregunta: ¿Debe prevalecer el componente humano sobre los implementos electrónicos? Es difícil, pero con la modernidad hay que abrirse a una combinación de ambos árbitros.
Para cerrar con un caso dominicano, un árbitro de boxeo permite más agarre de la cuenta en el combate del dominicano William Encarnación ante Mohamed Amine Ouadahi, un hecho más que controlado en el boxeo olímpico.
