La justicia y la paz se besan

Al inicio de cada año familiares, amigos y vecinos intercambiamos los mejores deseos de felicidad y paz. Pregunto: ¿Sabemos cómo lograr la paz? Hablar de paz resultaría trivial si no entendemos cuales condiciones son necesarias para…

Al inicio de cada año familiares, amigos y vecinos intercambiamos los mejores deseos de felicidad y paz. Pregunto: ¿Sabemos cómo lograr la paz?

Hablar de paz resultaría trivial si no entendemos cuales condiciones son necesarias para que sea realidad. Escuché explicar la relación entre paz y justicia, por un joven en el Club Mauricio Báez a mediado de los ’80 teniendo yo 15 años, desde entonces solo en la Iglesia escucho estos temas y no entre jóvenes.

No puede haber paz sin justicia. Esa justicia que da a cada cual lo que corresponde para satisfacer sus necesidades y favorecer el desarrollo de sus potencialidades.

Nos hemos acostumbrado a hablar de la justicia punitiva, que sanciona o castiga, como si esa dimensión abarcara la totalidad del concepto. La Justicia Distributiva ha sido olvidada. Si hay desempleo, hambre, miseria e indigencia, no puede haber paz.

Una grandísima población sufre necesidad, despojada de lo suyo y desplazada de su tierra, a veces resultado de violencia hasta niveles institucionales o legitimados por leyes y privilegios otorgados a pocos, mediante políticas que favorecen la desigualdad; hay quienes hacen negocios con la necesidad ajena. La paz y el pan no son privilegios de pocos, o son de todos o no hemos logrado nada como humanidad, como civilización.

No perdamos de vista la sabiduría milenaria de los Salmos: (84) La justicia y la paz se besan. No puede existir la una sin la otra.

Todos podemos contribuir a crear paz, si favorecemos la justicia, la equidad, dando a cada allegado nuestro lo que necesita: desde la madre y padre de familia, abuela/o, madrastra/padrastro, docente, abogado…, legislador, economista que formula leyes y teorías económicas: ¿En qué te inspiras al escribirlas? La justa distribución de la riqueza de la Madre Tierra, madre de todos, es el primer requisito para la paz. l

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