SAN FRANCISCO (AP) — Al final, Steve Jobs dejó que el mundo se las arregle con sus propios artefactos.
Tan macabro como pueda parecer, la muerte de Jobs el miércoles sólo se sumará a la mística de Apple, y a las ganancias. Sin dudas, aumentarán las ventas de iPhone, iPad, iPod y Mac, pues los consumidores rendirán un último tributo a uno de los genios más creativos de Estados Unidos.
Eso podría ser especialmente cierto para el iPhone más reciente, el cual está programado para salir a la venta el 14 de octubre. Las filas iban a ser largas de todas maneras, pero ahora es seguro que incluso más gente se apresurará a adquirir el iPhone 4S, último aparato presentado mientras Jobs aún estaba vivo.
Es un fenómeno comercial que ha ocurrido muchas veces antes, más recientemente cuando aumentaron vertiginosamente las ventas de álbumes y canciones de Michael Jackson luego que el cantante pop murió en el 2009.
«Steve Jobs fue una celebridad, alguien a la escala de Benjamin Franklin y Thomas Edison», dijo Steven Osinski, un profesor de mercadotecnia de la Universidad Estatal de San Diego. «Pienso que es muy probable que habrá un repunte de las ventas de Apple durante algún tiempo», agregó.
Cualquier cosa diseñada por figuras reverenciadas invariablemente se convierte en un activo altamente apetecido después de su muerte, señaló Michael Bernacchi, profesor de mercadotecnia de la Universidad de Detroit Mercy.
«Estos productos tienen valor emocional significativo, tienen valor sentimental, están conectados, por decirlo así, a la corriente sanguínea de la persona que probablemente será el comprador», dijo Bernacchi. «Existe cierto valor nostálgico adjunto a eso», añadió.
«El señor Jobs realmente continúa existiendo de muy diversas maneras a través de estos productos», indicó Bernacchi.
No puede agraviar que muchas de las 357 tiendas de Apple ya se han convertido en santuarios, atrayendo gente que quiere llevar el luto en conjunto. No es difícil imaginar a algunos de ellos deambulando por las tiendas y comprando un iPad o una Mac.
Consideremos la escena el jueves en una tienda Apple de San Francisco.
Había un monumento conmemorativo de flores sobre la acera y notas escritas a mano colocadas en el ventanal. Una nota decía: «Hiciste del mundo un mejor lugar».
Dentro de la tienda, el negocio seguía como si nada. Se escuchaba música y los compradores se aglomeraban alrededor del exhibidor de iPad.
Javier Martínez, un médico español de vacaciones, pasó por ahí y tomó fotografías de la escena con su iPhone 4. Aunque no planea comprar de inmediato la versión nueva, está comprometido a continuar comprando los productos que son un testamento del genio de Jobs.
«El está muerto, pero su alma está viva», dijo Martínez. «Fue el alma de una idea para mucha gente que quiere hacer las cosas mejor, de manera diferente», agregó.
Los inversionistas creen que Apple continuará operando normalmente. Las acciones de Apple Inc. bajaron sólo ligeramente en el primer día de negociaciones tras la muerte de su cofundador, con un descenso de 88 centavos el jueves para cotizarse en 377,37 dólares.
La reacción sosegada representa un voto de confianza en el equipo administrativo que ensambló Jobs para llevar a cabo su visión. En sus últimos años, Jobs compartió cada vez más el escenario con sus lugartenientes en un movimiento que trató de mostrar que Apple no era el espectáculo de un solo hombre.
Jobs también había asegurado una transición ordenada al renunciar como director ejecutivo hace seis semanas y entregar el cargo a su recomendado, Tim Cook.
Muchos creen que los planes de Apple para los próximos dos o tres años ya habían sido elaborados antes de que Jobs muriera.
Es un hecho que un iPad de tercera generación saldrá a la venta el próximo año, pero la mayoría de los analistas creen que el siguiente paso lógico será que Apple presente un televisor que emplee el mismo sistema operativo que su tableta, teléfono y reproductor de música.
