Las agallas del retador desafiante

Son múltiples los argumentos de su rebelión.  La evaluación de los candidatos, entiende, fue sesgada, manipulada.

Son múltiples los argumentos de su rebelión.  La evaluación de los candidatos, entiende, fue sesgada, manipulada. “Los mismos enemiguitos de siempre son los que me adversan”, alega, sin identificar a nadie por su nombre. Obviamente el concejal Rigo Rodríguez habla del Concilio Dominicano de Paterson (CDP) que respaldó a unanimidad  a la intelectual y activista comunitaria María Teresa Feliciano, como candidata a la alcaldía de Paterson, New Jersey. La dominicanidad más dividida aún, en medio de un esfuerzo importante de unificación. Al desafiar el Concilio y lanzarse por su cuenta, el cuadro político cambia. La pelea será todos contra todos. Ya hay por lo menos cuatro aspirantes, sin los que faltan: María Teresa, Rigo Rodríguez, Joe Torres (boricua, ex-alcalde)  y el incumbente, Jeffry Jones, afroamericano. El alcalde enfrenta los mayores desafíos para su reelección,  dado el desencanto con su administración. Y lo peor está por venir. El déficit presupuestario obligará a subir impuestos para balancear los ingresos de la ciudad, estimados en 230 millones de dólares anuales. El déficit es de 5 millones.  Soplan vientos huracanados contra el alcalde de una ciudad azotada por la criminalidad,  el desempleo y la mala economía. Con el 57 por ciento de su población latina, mayoritariamente dominicana, el poder de la alcaldía está llamado a caer en las manos de la dominicanidad, si al final impera la unidad. “Unidos prevalecerán”, dice la Biblia.

La desconfianza en el Concilio. Con casi ocho años como concejal, Rodríguez, nativo de Ranchete, Mao, República Dominicana, reivindica su papel en la política local, como primer dominicano electo en Paterson. No cree que la evaluación del Concilio fuera transparente. Ni siquiera la encuesta  que lo dio “empatado” con María Teresa. Aunque había firmado los acuerdos, admite, ya era tarde. Ya el Concilio (“mis enemiguitos de siempre”, dice) lo habían descartado. Sobre el caso judicial pendiente en la Corte, por la acusación de fraude en las últimas elecciones, entiende que ya pasaron tres años de su segunda gestión como concejal y la justicia aún no tiene veredicto. Una lentitud inexplicable. La disputa fue por 46 boletas consideradas fraudulentas para ganar. “Yo soy el delincuente más grande y el FBI me va a arrestar”, ironiza, confiado en que saldrá airoso. Luego de analizarlo bien, anuncia,  ha decidido postularse, ignorando al Concilio. “Soy un hombre muy firme, y ya lo consulté con mi esposa y con mis amigos, es una decisión de nosotros, no de Rigo”. Argumenta que siempre ha competido con la marea en contra, con los mismos adversarios. “Corrí la primera vez contra el incumbente y gané, la segunda vez corrí contra el ‘grupo élite’ y gané”. Recuerda que fue vice-alcalde con Joe Torres (2002-2006), posición a la que renunció. “Ahora él que venga conmigo, las puertas están abiertas, él me rogó para que no corriera contra él, ahora me toca mi turno a mí”.

Están por verse las alianzas. Con seis meses de campaña por delante todo puede suceder. Pero los números hablan solos. Observemos. Con sus 146,199 ciudadanos registrados, según el Censo Nacional 2010, Paterson, la tercera ciudad más grande del Estado Jardín, tendrá que elegir entre candidatos dominicanos, afroamericanos y boricuas. Al 23 de marzo del 2011, sus votantes registrados son  68,324. De ese total 27,926 son demócratas (40%)  y 3,100 republicanos (4.5%). Cabe resaltar que unos 37,285 (54.6%) son apartidistas.

La abstención, un problema serio de la democracia estadounidense, permite asegurar que nunca salen todos a votar, ni siquiera el 40%. Si concurre el 30% a las urnas en Paterson es un éxito rotundo. Algunos observadores estiman que  a las elecciones de Paterson concurren unos 22 mil votantes, el 32%,  la tercera parte de la población votante. El que saque 5,500 votos gana. ¿Es ésta la brecha del incumbente para quedarse, por la grieta del voto dominicano? En la demografía de Paterson: la población votante es sumamente joven. Son jóvenes de 18 años el 64.8%, que por primera vez votan.  Ahora bien, ¿están ellos  políticamente motivados y educados para votar?  ¿Es el voto una de sus preocupaciones, más allá de  dibujarse un tatuaje (tattoo)  en su cuerpo, ver televisión, navegar en Internet, textear en el celular? ¿Qué tanto pesa en ellos la política como  bailar la bachata de Prince Roice en la discoteca fumando hookah?

El retador  desafiante. Al romper la “unidad” Rigo (Dominican “statesman” de Paterson) tendrá que cargar con todas las consecuencias. Todavía tiene que esperar los resultados en la Corte. Sus adversarios esperan una condena fuerte. Sus aliados una sentencia benigna. Cualquesea el dictamen del juez, si lo hace en medio del proceso electoral, causará un impacto duro. Con todo, Rigo sostiene que va por la alcadías de Paterson aunque truene, llueva o ventee.
“Tengo las agallas para pelear. Estoy de acuerdo con buscar  consenso y dialogar, pero mi comunidad yo no la negoceo”, afirma con su típico cibaeño puro. Dice contar con 5,000 votantes leales, quienes siempre lo han apoyado en las dos últimas elecciones a concejal. Entiende que ahora, como en el pasado, sus votantes serán mayoría dominicanos, establecidos en Paterson por los últimos 50 años. “Son cuatro apellidos dominicanos que nunca me abandonan, los Rodríguez, los Fermín, los Guzmán y los Almonte”. Se auto define como abanderado de sus derechos como bodegueros,  taxistas, barberos y dueños de restaurantes. Y argumenta que su celular no se apaga recibiendo llamadas (“cumplaints”) a todas horas de los contribuyentes de Paterson con toda clase  de problemas. ¿Es tiempo de Rigo en Paterson? Ese es otro asunto. Ya se sabrá. Después de su rebelión, la suerte está echada. El voto de los patersonianos  dirá la última palabra.

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