Tiene toda la razón el senador Reinaldo Pared Pérez al “aclararle” a los interesados los pasos constitucionales establecidos para renovar la membresía de algunas de las altas cortes, acontecimiento pautado para ejecutarse este año. Por algo dicen que “Reinaldo es un gallito”, y ahora hay muchos hasta en su propio partido que notan las razones por las que el poderoso Comité Político del PLD lo señaló nuevamente para que presida la Cámara Alta, en la legislatura inicial del nuevo periodo constitucional que arranca el próximo martes. Las entidades de la denominada Sociedad Civil tienen todo el derecho a reclamar que se tomen en cuenta sus opiniones y deseos, igual que todo ciudadano en ejercicio de sus prerrogativas civiles, pero de ahí a ejercer un gardeo a presión para que se haga lo que quieren, es otra cosa. Las autoridades están en el deber de escuchar todos los pareceres, pero la soberanía popular, en base a cual fueron escogidos los funcionarios con las prerrogativas constitucionales para seleccionar a los miembros de las altas cortes, tiene mayor peso. A propósito de este escarceo, un amigo me recordó la célebre anécdota del no menos célebre senador que presidió la Cámara Alta la mayor parte del gobierno de los 12 años del presidente Joaquín Balaguer, quien ante situaciones similares solía reflexionar con un “vamos a convocar vistas públicas para escuchar a todos, y después tomaremos la decisión que corresponde al poder del que hemos sido depositarios”. Palabras del Señor…
Laborantismo
A propósito de altas cortes y de la escogencia de algunos de sus miembros que se acerca, ya hay un laborantismo intenso por ser incluidos entre los ungidos. Lo bueno es que se reclama que “se escoja a figuras independientes de los partidos” para las posiciones que estarán en juego, aunque si no se cuenta con el favor de los partidos nadie podría siquiera ser considerado para la elección. Se buscan “independientes” y no vale ni la linterna de Diógenes. Así de sencillo…