Las cárceles dominicanas ( 2 de 2)

En los albores del siglo pasado, los principales motivos de encarcelamiento eran por motivos políticos entre los diversos grupos que se disputaban el poder, aunque también se producían arrestos por delitos de prensa. A continuación…

En los albores del siglo pasado, los principales motivos de encarcelamiento eran por motivos políticos entre los diversos grupos que se disputaban el poder, aunque también se producían arrestos por delitos de prensa.

A continuación presentamos algunos casos como ejemplos de presos por razone políticas y por la lucha de poder que se vivía en el siglo pasado.

El 5 de septiembre de 1900, la sección Crónica del periódico “El Nuevo Réjimen”, daba cuenta del apresamiento de Arturo Pellerano Alfau y algunos tipógrafos de su periódico Listín Diario. El motivo del apresamiento fue porque reprodujo un artículo que el poeta Fabio Fiallo había publicado en el periódico “La Redención”, bajo el título “En mi defensa”.

Pellerano Alfau y los demás fueron encerrados en la Torre del Homenaje, que forma parte de la estructura de la Fortaleza Ozama. Por ese hecho también fue apresado el periodista Federico Velásquez, quien era el director del diario “La Redención”, en la ciudad de Santiago.

En la referida época, para apresar a alguien, no hacía falta más que la orden de las autoridades gubernamentales, sin importar la posición o el cargo de la persona a quien se iba a apresar. Así se demuestra con el apresamiento de Carlos Alberto Mota, diputado por la provincia Barahona, bajo la acusación de revolucionario y de querer derrocar al gobierno de Juan Isidro Jiménez. La prensa de la época, octubre de 1900, dio a conocer el apresamiento de Mota.
También en octubre de 1900, exactamente el día 17 se dio a conocer la noticia del apresamiento de Perico Lazala, acusado de ser el cabecilla del levantamiento armado que se produjo para la fecha en la ciudad de La Vega. Fue acusado de crímenes de revolucionarios y de traidor.

Otros presos por razones políticas de ese año fueron Wenceslao Figuereo y Dionisio Cabral, Pedro A. Lluberes, Bernardo Pichardo Patín, Manuel María Peynado, Alejandro Lapeireta, Alejandro Vicioso y Miguel Febles.

El indulto o amnistía fue, desde principios de la fundación de la República, una figura importante y objeto de debates en el Sistema Penitenciario Dominicano. Así se hace constar en el decreto presidencial que ordenaba la libertad de los acusados de provocar una guerra civil en las ciudades de La Vega y San Francisco de Macorís. Unos fueron descargados totalmente, pero a otros se les ordenó comparecer periódicamente por ante las autoridades y el gobierno tendría el control de sus residencias. Esas acciones de las autoridades gubernativas se hacían constar en la prensa el 10 de marzo de 1901. El presidente para esa época era Juan Isidro Jiménez Pereyra.

Visitas de las autoridades eran obligatorias

Las autoridades del Ministerio Público y del Poder Judicial, debían visitar periódicamente los recintos carcelarios para ver las condiciones de los reclusos y enterarse del curso que llevaban sus casos ante los tribunales. Así lo hace constar el periódico El Nuevo Réjimen, en su edición del 6 de julio de 1901, en la cual dio cuenta de la visita a los presos, de acuerdo al mandato de la ley, por parte de las autoridades encabezada para esa fecha por César Nicolás Penson, quien era presidente de la Suprema Corte de Justicia, acompañado por varios funcionarios del Poder Judicial, entre esos el Procurador General de la República, Rafael Castro, quien ejercía las funciones en calidad de interino, en sustitución de Pablo Báez Lavastida, destituido por dirigirse en mal tono contra el ministro de justicia Don Genaro Pérez. Todo se inició por un mal manejo en la detención e incomunicación de un recluso de apellido Nivar. Por una falta de conocimiento, el procurador se pronunció en el mal tono hacia el ministro de justicia y eso le costó su cargo a Pablo Báez Lavastida. Comparado con la situación actual, no se recuerda cuando fue la última vez que un juez de la Suprema Corte de Justicia o de cualquier otro tribunal del país perdiera su puesto. Otro ejemplo traído a colación y que demuestra ciertas diferencias y al mismo tiempo similitudes en cuanto a la actuaciones de las autoridades y las aplicaciones de las sentencias, es el que envolvió al periodista Eduardo Matos Franco, director interino de El Nuevo Réjimen, que, para la época, era uno de los diarios más influyentes en la ciudad de Santo Domingo.

Las cárceles construidas en la Era de Trujillo

La dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina (1930-1961) se caracterizó por la opresión en contra de sus adversarios para acallarlos y marginarlos. La muerte era el principal castigo de los opositores al régimen y quizás uno de los más dignos para los oponentes. Los opositores a la dictadura que corrían con suerte, eran encerrados en diversas cárceles que fueron habilitadas como centros de torturas y asesinatos.

No pretendemos citar los casos de torturas, ni los centros carcelarios donde se cometían atrocidades, como la cárcel denominada La 40, habilitadas para encerrar y castigar a los antitrujillistas, porque no se trata de describir la era de Trujillo, sino definir las fechas y los lugares en donde se construyeron las cárceles.

En la dictadura de Trujillo se construyeron las cárceles de Pedernales y Cotuí, en 1932; Montecristi, en 1935 y Salcedo, en 1937. Mientras que en la década de 1940 fueron construidas las cárceles de Azua, Dajabón, Jimaní, Elías Piña y San Cristóbal. Las cárceles de La Romana, La Vega, Barahona, Nagua y La Victoria, así como la de San Juan de la Maguana, Moca y la de El Seybo, fueron construidas en la década de los años de 1950.

Visitas de Trujillo a las cárceles

Como todo déspota, Trujillo se hacía ver ante la opinión pública como un presidente sensible y un hombre de firme convicción cristiana. Por eso, con cierta frecuencia, por lo menos en los primeros 12 años de su dictadura, visitó varios centros penitenciarios. Las visitas coincidieron con las festividades tradicionales de fin de año. En varias ocasiones el dictador acudía a las cárceles a llevar golosinas a los presos para que festejen sus fiestas.

Las visitas de Trujillo a las cárceles aparecen reseñadas en la prensa de la época. En breves noticias, el periódico Listín Diario, en su edición del 26 de diciembre de 1930, destaca “la sensibilidad del dictador y el trato humano de que fueron objeto los presos al ser agasajados por el generalísimo, quien se apersonó a la cárcel cargado de golosinas y comida”. Esa misma acción fue repetida dos años después y así consta en la página 8 del Listín Diario, en su edición del 19 de diciembre de 1932. Luego de esa visita, hasta el 1944 no se conoció de más apariciones de Trujillo en las cárceles.

El periódico La Nación, recoge las visitas de Trujillo a las cárceles en sus ediciones del 26 de diciembre de 1944, 27 de diciembre de 1945 y 24 de diciembre de 1947. Por coincidencia de la vida o en forma premeditada, todas las publicaciones de las visitas de Trujillo a las cárceles y que fueron recogida por el periódico La Nación, aparecieron en la página 3, que es estratégica para destacar las informaciones.

Inauguraciones

En la era de Trujillo la prensa, maniatada y servil, se hacía eco de las inauguraciones de las obras que construía el régimen y las cárceles formaron parte de la misma. Empero, la prensa solo destacó la construcción e inauguración de tres recintos carcelarios: Cárcel Modelo para mujeres, inaugurada en Puerto Plata, abril 1937. Inauguración Cárcel Modelo de Elías Piña, marzo 4 de 1946.

Así como la inauguración cárcel de Dajabón, septiembre 4 de 1954. Las inauguraciones de las demás cárceles no figuraron en los periódicos, pues más que centros de reclusión, fungían como lugares para torturar y vejar a los adversarios del régimen.

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