Las desigualdades agravan los problemas sociales

Por qué insistir tanto con reducir las desigualdades sociales. Después de todo, si no se crea riqueza suficiente, no habrá qué repartir. El problema es que la evidencia de países de altos ingresos y democráticos muestra que a menor diferencia…

Por qué insistir tanto con reducir las desigualdades sociales. Después de todo, si no se crea riqueza suficiente, no habrá qué repartir. El problema es que la evidencia de países de altos ingresos y democráticos muestra que a menor diferencia entre ricos y pobres, más feliz, saludable y exitosa es su población.

Sociedades con menores niveles de desigualdad como Japón, Suecia y Noruega sacan mejor nota que las de Reino Unido, Portugal y Nueva Zelanda, según el Índice de Salud y Problemas Sociales, creado por Richard Wilkinson y Kate Pickett, de la Universidad de Nottingham.

Los también autores de “Desigualdad: un análisis de la (in)felicidad colectiva”, establecieron que entre los países ricos, en los más desiguales prevalecen peores niveles de: embarazo adolescente, violencia, educación, salud física, movilidad social, consumo de drogas, confianza interpersonal, bienestar infantil.
Tras analizar el comportamiento del crecimiento económico de los países de mayores ingresos de 1960 a 2000, no se halló relación alguna entre ingreso per cápita y bienestar social. En el caso de Estados Unidos, el crecimiento registrado en 40 años no se tradujo directamente en mayor esperanza de vida.

República Dominicana se encuentra en el puesto 133 de 160 naciones en cuanto a desigualdad en los ingresos, según el coeficiente de Gini. En el Índice de Desarrollo Humano (IDH), que mide salud, educación e ingreso per cápita, el país ocupa el puesto 96 de 186. Al calcular la influencia del nivel de desigualdad en el nivel de desarrollo humano, Naciones Unidas estimó que la nación dominicana desmejoraba unos 15 lugares en el IDH.

Las soluciones para reducir la desigualdad no sorprenden. El profesor inglés recomendó, primero, lograr un sistema nacional de estadísticas independiente y confiable. Luego, contrarrestar la economía informal, y ejecutar un sistema tributario en que paguen más los que más puedan. En paralelo, combatir la evasión y elusión fiscal. Y promover que los empleados adquieran acciones de las empresas en que laboran.

El discurso de la igualdad no es monopolio de los socialdemócratas ni mucho menos de los totalitarismos comunistas. Las políticas públicas son las que reflejan la prioridad gubernamental en la redistribución de riquezas. Aunque se aprecian los beneficios de logros macroeconómicos alcanzados en las últimas décadas, conviene reflexionar hasta qué punto las desigualdades en República Dominicana habrían agravado problemas sociales existentes.

El autor estudió Comunicación Social y Ciencias Políticas. Se especializa en Asuntos Públicos en París, Francia.

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