Las personalidades y los procesos

Los progresos humanos, y con ellos, los progresos colectivos, se fundamentan en la construcción de procesos, que han ido de lo más simple que se pudiera imaginar, hasta lo que antes concebíamos como inimaginable, pero que con el trabajo y el crecimient

Los progresos humanos, y con ellos, los progresos colectivos, se fundamentan en la construcción de procesos, que han ido de lo más simple que se pudiera imaginar, hasta lo que antes concebíamos como inimaginable, pero que con el trabajo y el crecimiento, los seres racionales han podido convertir en realidades.

Ha sido un largo batallar como la historia misma de la humanidad. En ese trajinar hemos descubierto que es más fácil comprender la complejidad de un proceso de alta tecnología, como desarrollar la ciencia cibernética hasta alcanzar el espacio en sus más variables expresiones o materializar los más sofisticados hallazgos científicos.

Pese a todo ello, los seres humanos no han podido fabricar un procedimiento que permita decretar el comportamiento social, diagnosticar el futuro, o más sencillamente, prever el accionar de las colectividades en la construcción de las instituciones políticas y los mecanismos de poder.

Los procesos colectivos de los humanos son impredecibles y difíciles de explicar, aunque los expertos en futurología y en análisis de coyunturas pueden adivinar y decir cualquier cosa. A los seres humanos definitivamente no les resulta tan fácil comprender y aprender de esa materia. Desde la antigüedad hasta nuestros días.

Generalmente, con muy marcadas excepciones, las pasiones suelen arrastrar a las más desacertadas decisiones en la ciencia política. Quienes dominan el arte del éxito, suelen combinar  un elevado sentido para percibir la realidad más una alta dosis de prudencia. Muchos lo definen como instinto o sentido común, y lógicamente inteligencia.

¿Cómo construir una carrera exitosa, sea en los negocios, en las artes o en la política, liderar a las personas de forma que conduzca al éxito, al poder? Ahí está el reto, sobre todo, después que sabemos que nadie aprende en cabeza ajena.

Muchas personalidades sucumben, y con ellas,  a veces propósitos muy nobles, por una falta de entendimiento de la sociedad y de la gente, de los momentos y de los instrumentos para la acción política o la inserción social. Cómo y en qué invertir las energías es fundamental.

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