No había terminado el ex presidente Leonel Fernández de leer su discurso el pasado lunes cuando ya las redes sociales estaban atiborradas de comentarios negativos.Tememos que ha habido lecturas precipitadas sobre las propuestas del señor Fernández. Habría que despojarse de prejuicios y mirar el texto desde una perspectiva constructiva.
Primera cuestión. El ex presidente no se opone a una modificación constitucional para restituir la reelección. Incluso, para permitir la reelección del presidente Danilo Medina.
Segunda cuestión. Fernández declara abiertamente que no le interesa cargo alguno en este momento, es decir, renuncia a cualquier aspiración.
Tercera cuestión. Cree que debe ser una reforma mucho más profunda, orientada a fortalecer la Constitución actual.
Cuarta cuestión. La reforma para que el presidente Medina se reelija debe pasar por el referéndum previsto en el artículo 272. Es decir, la sanción de la reforma mediante el referendo. Entiende que por esa vía se respeta el procedimiento consagrado en la Constitución. En esa circunstancia se “inclinaría reverentemente y con humildad ante lo que sería la voluntad del pueblo…”.
Quinta cuestión. Fernández quiere garantías de que dentro de cinco o nueve años, el país no esté sometido al estrés de una reforma con igual propósito. En efecto, propone modificar el artículo 270 para que señale que la Ley de Convocatoria a la Asamblea Nacional Revisora debe ser aprobada con las tres cuartas partes de la matrícula de ambas cámaras. Propone también que se modifique el artículo 271 para que en lo sucesivo si la reforma versa sobre el mandato de elección constitucional del presidente de la República, la decisión se adopte por la mayoría de las tres cuartas partes de los miembros de la Asamblea Revisora.
Sexta cuestión. El ex presidente sugiere que se apruebe la ley que dispone la consulta popular para reglamentar el régimen de referendo.
Y séptima cuestión. Para todo eso, el ex presidente está dispuesto al diálogo.
Imaginamos que el presidente Medina conocía esas ideas. Entonces, deben los actores, y no sólo los peledeístas, hablar. Fernández ha hecho sus planteamientos. Se trata de una propuesta, y como tal, debe ser discutida. Ayer el Senado aprobó el proyecto de reforma, pero aún pueden hablar.
