Las relaciones con Haití (10)

Freites respondió al día siguiente la comunicación,  haciendo responsable al Gobierno haitiano de la seguridad del personal de la misión dominicana en Puerto Príncipe y de los ciudadanos haitianos que allí habían buscado refugio.

Freites respondió al día siguiente la comunicación,  haciendo responsable al Gobierno haitiano de la seguridad del personal de la misión dominicana en Puerto Príncipe y de los ciudadanos haitianos que allí habían buscado refugio.

 “Ante la negativa del Gobierno de Vuestra Excelencia a  admitir las inauditas violaciones de que se ha hecho víctima a la representación diplomática dominicana en Haití,  cúmpleme reiterar,  por medio de la presente, la veracidad de las citadas transgresiones,  las cuales han sido ya atestiguadas por terceros idóneos”.

La Cancillería insistía en que el Gobierno “no tiene dudas de que las imputaciones que Vuestra Excelencia formula en su comunicación cablegráfica contra los representantes diplomáticos dominicanos responden al propósito de encontrar una disculpa a las transgresiones insólitas y que por tanto no merecen ser tomadas en cuenta”.

Bosch, entre tanto, dirigía una carta personal al presidente del Consejo de Seguridad de la OEA,  Gonzalo Facio,  en la cual advertía que la República Dominicana “no podía obtemperar a la solicitud de retiro de nuestra misión diplomática formulada por el Gobierno haitiano…”. 

Ese retiro,  según Bosch,  sólo podría ser posible cuando el régimen de Duvalier entregara los salvoconductos solicitados “para el traslado de los asilados al exterior o las seguridades que le permitan permanecer bajo la protección de cualquier nación amiga”.

Estas garantías no habían sido hasta el momento ofrecidas por Duvalier “al romper relaciones con la República Dominicana”. 

Las amenazas derivadas de esta situación, agregaba Bosch en su carta a Facio,  “se agudizan en los actuales instantes por el hecho de que la Comisión  designada por el Consejo de la OEA no se ha podido trasladar aún al territorio haitiano para cumplir su cometido”.

Dentro del clima de “irresponsabilidad oficial” que Bosch atribuía a Duvalier, esa situación y los excesos que la caracterizaban  “hacen temer que se produzcan nuevas violaciones de carácter irreparable contras las personas de los funcionarios que integran nuestra misión,  contra los ciudadanos haitianos que se acogieron a nuestro asilo diplomático,  y contra los ciudadanos dominicanos residentes en Haití,  violencias que mi Gobierno se siente en la imperiosa necesidad de conjurar en cuanto esté a su alcance”. l

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