“En este país no hay elecciones, eso es un show de los poderosos”

Al padre Rogelio Cruz no le gusta usar sotana, entiende que el hábito no hace al monje. “Yo nada más la uso para dar misa y me la quito de una vez, yo lo que percibo es que eso lo usan en la Iglesia para tener privilegio y yo no quiero

Al padre Rogelio Cruz no le gusta usar sotana, entiende que el hábito no hace al monje. “Yo nada más la uso para dar misa y me la quito de una vez, yo lo que percibo es que eso lo usan en la Iglesia para tener privilegio y yo no quiero tener ningún tipo de privilegio.Eso lo comenté con mi superior y le dije que yo quiero vivir en una casita igual que todo el mundo, y no quiere. Yo ando en guagua pública, yo quiero ser como Jesús. Además, cuando Juan el Bautista le mandó a preguntar a Jesús que les dijera y los sacara de dudas si él era el Mesías, Jesús les dijo: vengan, y se quedaron con él todo el día; y en la tarde Jesús les dijo, vayan y díganle a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan y a todo el mundo se le predica el evangelio. Si usted cree que yo soy cura por una sotana, entonces no, yo soy cura por lo que hago”, afirma.

1. Mi niñez
Lo más importante para mí fue haber nacido en una familia numerosa. Soy el quinto de once hermanos, mi infancia transcurrió en Las Lagunas de Moca. Recuerdo una cosa bien interesante y chulísima, el ruido de la cañada que pasaba por detrás de la casa, el canto del gallo al amanecer y el levantarme temprano a ordeñar las vacas”.

2. Un apodo
Cuando tenía diez u once años, andaba sin camisa, descalzo y apenas con unos pantaloncitos cortos. Yo era un muchacho muy flaco y muchas veces cuando mis amigos y hermanos querían joderme me decían “chivito jarto e jobo”.

3. Muchacho rebelde
Reconozco que era un muchacho travieso e inquieto. salí de casa a la edad de 13 años. Un día llegué a mi hogar y encontré en la mesa un papelito que decía: “Si quieres irte ve al seminario y busca al padre Adolfo”, así lo hice.  Me invitaron a un cursillo y me fui para Jarabacoa. Eso fue un acto de rebeldía, mi papá me había dado una pela. Yo me encargaba de echarle la comida a los animales, un día no lo hice, y dije esta es la última pela que me dan, y me fui”.

4. Mi primer día de clases
Nunca voy a olvidar que fue a la edad de siete años que fui por primera vez  a la escuela, nunca tuve un cuaderno. Recuerdo que ese día me dieron un pedazo de lápiz y me graparon cinco o seis hojas del papel que utilizan en los colmados para envolver, y así me alfabeticé. Después, cuando pasé a tercer curso, mis padres me compraron un burro, porque la escuela estaba muy lejos, a pie eran seis kilómetros ida y vuelta. Fue precisamente cuando entré a la escuela que me puse mis primeros zapatos, antes de eso andaba descalzo y, si acaso, con unas chancletas de las llamadas “samurái”.

5. Mi primer beso
Yo nunca tuve novia, me fui de casa a los 13 años y en el seminario lo primero que me dijeron fue eso. Pero una vez sí me di un besito, pero eso fue una “caballá”, algo sin sentido; en verdad, ya no me acuerdo de esa vaina. Reconozco que me he sentido atraído por una que otra mujer, y que muchas se me han lanzado. Recuerdo que una mujer me llamó y me dijo “me acabo de bañar, coge para mi casa”, y le dije “¡coño, tú estás loca muchacha!”.

6. No creo en las elecciones
En este país no hay elecciones, eso es mentira, eso es un show de los poderosos. Los poderosos montan las elecciones para ellos justificar quedarse en el poder, eso es una barbaridad, además, hoy día existen programas de computadoras que los votos no se cuentan. Hoy yo no creo en elecciones ni creo en la Junta Central Electoral tampoco, porque es un organismo al servicio de los poderosos institucionales; por lo tanto, las elecciones son para justificar única y exclusivamente lo injustificable. Y déjame decirte una cosa, pasadas las elecciones, quien gane no va a hacer nada, y tendrá que aplicar la reforma fiscal. Hay que entender que los gobiernos locales no tienen poder, sencillamente son como una tienda por departamentos, los que mandan son los organismos internacionales, que son los que tienen el poder, y los bancos mundiales que tienen la plata, estos le bajan líneas a los gobiernos”.

7. Los Juegos Panamericanos 2004
En estos juegos nosotros montamos una actividad denominada “La antorcha contra el hambre”, donde decíamos que si los ricos jugaban en el Centro Olímpico con buenos tenis y uniforme, que nos dejaran montar esta misma actividad alternativa y paralela en los barrios. Los organizadores de estos juegos me dijeron: “Rogelio, ¿tú quieres participar?”, y les dije que no estaba de acuerdo, que no era posible gastar ochocientos millones de pesos cuando aquí las canchas de los barrios están destruidas. Pero yo hice eso con una segunda intención. Al momento de la inauguración de estos juegos yo tenía en Cristo Rey más de 200 personas que participarían en esa apertura, al yo desistir es lógico que ya éstos no irían”.

8. Un acontecimiento
Un acontecimiento que me pasó fue que a raíz de los Juegos Panamericanos yo descubrí cosas terribles, que nunca se supieron, debido a que en ese momento yo estaba más caliente que el sol del mediodía. A mí me contactó un grupo de la guerrilla centroamericana proveniente de Guatemala y El Salvador, que estaban aquí en el país preparados para desestabilizar estos juegos, yo les dije textualmente: “Yo me meto en eso, pero qué vamos a hacer después. No, espérate, hay que pensarlo y después hacemos la vaina”.

9. Una anécdota
Está el caso de los dos muchachitos que secuestraron en La Vega.Yo estuve en la casa de esos muchachos y allí habían 17 policías, y les dije que le dijeran a Jaime Marte Martínez (entonces jefe de la Plicía Nacional)que él sabía que era la Policía  que los tinía secuestrados. Peinaron todo el país, y efectivamente, justo a los dos meses los carajitos aparecieron en El Pino de La Vega. ¿Y dónde estaban?, en Santiago detrás de la fortaleza, los tenía secuestrados la misma Policía, fue un “tumbe” que dieron y la Policía quería conseguir sus cuartos. Yo he dicho que la banda más grande que hay en este país, y lo sigo manteniendo, es la Policía Nacional. Y resulta que les hicieron a esos muchachos un grueso expediente, donde ellos decían que yo era parte de los secuestradores. Y cuando la Iglesia a mí me dice que tengo que irme del país, por recomendación de Hipólito Mejía y el Cardenal, les dije que no. Una de las razones por lo que no lo hacía, era porque me estaban involucrando, que yo era parte de los secuestradores, y dije, “si me voy ahora, va a quedar en la memoria del pueblo que yo soy cómplice  y que la Iglesia me está protegiendo. Yo no quiero que nadie me proteja”.

10. No soporto las injusticias
Me duelen y me molestan, y cuando veo cualquier  situación de injusticia reacciono inmediatamente. No hay que buscarme mucho,  y reacciono con lo que tenga en mis manos, con piedras, con lo que sea. Yo lo que uso es el poder de los argumentos, yo soy de la tendencia de preguntar la razón de ser de las cosas”.

Amo de las piedras

“Tenía como nueve o diez años cuando partí a mi hermano Alberto, yo era más pequeño que él. Un día estábamos sacando batatas y él quería que yo lo hiciera todo, y le dije ‘ven acá, tú tienes que hacer algo también’, a lo que se negaba. Cogí varias piedras y se las tiré, de esas le pegué una en la cabeza, le dieron como cinco o seis puntos. También, la vez que partí a un policía porque me tenía una persecución las 24 horas.  Le dije que me dejara tranquilo y me contestó que él estaba cumpliendo órdenes, entonces cogí mi mochila, que estaba llena de piedras, y se la pegué en la cabeza.

Lo que pasa es que desde el punto de vista bíblico la piedra tiene su significado. Jesús le dijo a Pedro: ‘Ya no te llamarás Cefas, de ahora en adelante serás Pedro’, que en hebreo significa piedra. Pero ya no cargo piedras en mi mochila, una piedra no te sirve para nada, ahora ando con una vaina más dura, es una vaina, coño, que te rompe en dos”. Al insistirle que dijera qué es, contestó: “Se dice el pecado pero no el pecador”.

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