“Mi gran satisfacción es que mis hijos me hayan superado”

Aunque en la actualidad se asocia su nombre a la política, Eduardo Selman Hasbún, ante todo, es un afamado y reconocido arquitecto, egresado en 1963 de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Hizo estudios de post grado en arquitectura y urbanismo,&#

Aunque en la actualidad se asocia su nombre a la política, Eduardo Selman Hasbún, ante todo, es un afamado y reconocido arquitecto, egresado en 1963 de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Hizo estudios de post grado en arquitectura y urbanismo, en París y Bruselas.

Ha sido profesor de diseño arquitectónico y urbanismo, y director del departamento de Diseño de la escuela de Arquitectura de la UASD (1967-1975). Su formación académica se extiende a las ciencias políticas, disciplina en la que obtuvo una maestría en la UNPHU en 1985.

Con 73 años de edad, que mejor no podría llevar, es un orgullosísimo padre de tres varones y nueve nietos, fruto de su unión matrimonial de 49 años con Gloria Mejía, quien es la presidenta del Patronato Promaternidad Nuestra Señora de la Altagracia desde hace 35 años y actual presidenta del Consejo de Administración del referido hospital.

Eduardo es Miembro del Comité Político del partido oficialista, del cual fue su secretario de Finanzas (1991- 2006).

Además, es secretario de Estado, asistente especial del presidente Danilo Medina y presidente del Consejo Administrativo del Banco Nacional de Fomento de la Vivienda y la Producción.  Aunque descendiente de palestinos, (sus dos familias procedían de Belén), nació en la ciudad de Santo Domingo, un 23 de marzo. Se vinculó políticamente al profesor Juan Bosch desde 1961, participando en las jornadas libertarias, manteniendo su activismo partidario, primero en el PRD y luego en el PLD, a partir de su fundación en 1973. Dentro de la política, para él no ha habido etapas aisladas. Su relación con los compañeros en el partido ha sido continua.

En su casa, la que define como “mi refugio”, Eduardo nos recibe rodeado de algunos de sus once gatos y una preciosa colección de portarretratos, que recogen cada uno de los momentos verdaderamente inolvidables en la vida de este encantador ser humano, para quien la gratitud y la tolerancia son virtudes excepcionales que ojalá pudiesen encontrarse en toda persona.

Y es en este ambiente donde comparte con elCaribe momentos de su vida.
1. La muerte del padre

Mi padre falleció el mismo día de mi investidura como bachiller. Él tenía 41 años y yo 17. En aquel entonces, se habituaba que las mujeres no iban al cementerio y entonces acudían a la casa a dar el pésame. Nosotros vivíamos en la avenida Mella, en un tercer piso, y en  el velatorio de la casa se produjo un accidente.

Era tanta la gente que se congregó en el balcón que éste cedió. Se produjo una caída de una cantidad considerable de gente, aunque solo una, muy cercana a la familia, falleció del corazón. Ese acontecimiento me impactó de manera muy penosa.

2. Padre de tres hijos
Contrarrestando con el recuerdo de la muerte de mi padre están los nacimientos de mis tres hijos. Han sido, yo podría decir, los momentos de mayor trascendencia en términos de alegría de lo que ha sido mi vida junto a mi esposa Yoyi. Llevamos 49 años de casados. Duramos seis de amores. Más que una vida.

3. La arquitectura
Yo tuve la suerte, si se quiere, de que al haber obtenido muy buenas notas en la universidad, cuando se iniciaba el gobierno del profesor Juan Bosch, él creó las becas de estudio de post grado de todos quienes obtuvieran la recomendación universitaria, lo mismo aplicaba a carreras que no existieran en el país. Terminando la carrera en la universidad, viajé a París con un grupo de compañeros, a quienes también, recomendados por sus notas, les fue otorgada la beca. Esa experiencia en Europa, indudablemente, nos abrió no sólo el conocimiento, también la mente. Luego de París fuimos a estudiar Urbanismo a Bruselas, al Instituto Internacional y Superior de Urbanismo. Todo ello contribuyó a tener una visión amplia del ejercicio de la profesión. La arquitectura entra por los ojos. No solo fueron los estudios universitarios, también la experiencia europea intervino en mi formación.

4. El relevo de los hijos
Aunque uno no deja de ser arquitecto, tengo el relevo de dos hijos arquitectos: Rafael Eduardo y Jean Paul. Ahora me nutro de ellos. Han superado al padre.

Aunque uno no deja de ser arquitecto. Llegas a un sitio y en tu mente comienzas a reformar, a transformar, y ahora con mis hijos discutimos las ideas, los proyectos. De alguna manera ahora yo soy asesor. Mi otro hijo, Ernesto, es economista y puede dar lecciones. Graduado aquí en Intec, hizo una maestría de dos años en la universidad de Columbia. Profesional de mucho éxito, trabajó en el Banco Mundial.

Cuando el compañero Leonel asumió la Presidencia lo designó director por el país ante el BID, el más joven, con 24 años. Tuvo una experiencia muy importante en el ejercicio de su carrera en esas instituciones internacionales.

Hizo post grado en la universidad George Washington y en finanzas públicas, en Harvard.

5. Orgullo de padre
Mi gran satisfacción en la vida ha sido que mis hijos me hayan superado y poder compartirlo con ellos. En ese sentido, mi hijo Rafael Eduardo, como arquitecto, ha dirigido importantes obras, algunas en colaboración con la diseñadora Mayra González, entre las que se destacan obras y remodelaciones en hoteles de la talla de Casa de Campo, los Royalton y Memories Splash de Punta Cana, Casa Bonita, Sheraton de Santo Domingo, Jamaca de Dios Mountain Lodge, Jarabacoa y el Spa Hotel Pico Bonito, La Ceiba, Honduras , entre muchos otros.

6. La casa: un refugio
Mi casa es mi refugio, el de toda mi familia. Aquí los domingos nos reunimos todos. Cuando la construí, en el año 71, tuvo mucho impacto. Era una casa muy emblemática en su momento, y creo que todavía lo sigue siendo. Al interior de la casa se han hecho algunos cambios conforme ha crecido la familia. Mi esposa y yo siempre nos hemos involucrado mucho con las amistades de nuestros hijos.

Jugábamos cartas y otros entretenimientos con todos. Muchos nos consideran como segundos padres. Es una especie de casa club. Amplié la terraza para crearle a cada hijo su espacio para que pudiesen estudiar con sus amigos sin afectar al otro. La biblioteca se hizo donde estaba una marquesina, porque don Juan (Bosch) recibía aquí, en casa, empresarios y dignatarios. Él requería un espacio privado y aún no tenía su casa. Aquí se creó la Fundación Juan Bosch. 

Los interiores eran modernos y cuando se presentó un movimiento arquitectónico retro, de vuelta a los estilos antiguos, yo la readecué a la nueva tendencia y me he quedado con ese mobiliario.

7. El accidente de Jean Paul
Los accidentes son inesperados, cosa que no piensas sucederán. Mi hijo Jean Paul cursaba el noveno semestre de Arquitectura. No había dormido la noche anterior preparando un proyecto de la universidad. Concluyó el proyecto y, sin dormir, siguió para una fiesta en el Country Club. El sueño lo venció y se produjo el accidente en la avenida Anacaona. Pasamos momentos muy trágicos, gracias a Dios tuvimos la oportunidad de trasladarlo a un hospital a Miami, donde estuvo cuatro meses. Gracias a Dios, a la ciencia y a la fe volvimos con Jean Paul. Yo vine delante y Yoyi con él. Lo esperamos en la Iglesia Santísima Trinidad, donde lo recibimos con una misa de acción de gracias. Aunque llegó en silla de ruedas él dejó la silla de ruedas en el aeropuerto y salió caminando. A partir de ahí, entre la voluntad de Dios y la de Jean Paul, todo fue caminando bien. Tuvo gran voluntad de restablecerse, hubo que hacer mucha terapia de todo tipo. Gracias a Dios volvió a la universidad, terminó su carrera, presentó su tesis, hizo su maestría.  Hoy está casado y tiene dos hijos.??

8. Profesor Juan Bosch
Mi mamá y mi tía Alicia eran muy amigas de las hermanas de don Juan. Mamá y papá vivían al lado de donde vivían la mamá y el papá de don Juan, antes de irse al exilio. Los sobrinos de don Juan, Milagros, Osvaldo, Virgilio, Fernando, Oscar, hijos de sus hermanas, y nosotros teníamos un trato cercano. Cuando llegó don Juan, yo fui a conocerlo a la casa de su hermana Angelita, pero la verdad es que yo no tenía una idea clara de quién era don Juan y me cautivó.

Al día siguiente me inscribí en el PRD y a partir de ese momento nunca más me separé de él. Para mí, don Juan no solo fue un líder en términos políticos, ya papá había muerto y en alguna forma yo hice una sustitución de imagen. Yo veía en él al líder, al maestro y a un papá. De alguna forma, él marcó mi vida.

9. “Ah no, si es para eso sí”
Cuando el compañero Leonel iba a asumir la Presidencia, el 16 de agosto del 1996, la noche antes fuimos al Congreso para ensayar el uso del telepronter.

Estuvimos allí hasta casi la medianoche. Ya al concluir, me dice: ‘vamos a la oficina’, yo miré la hora y le dije: ‘bueno profesor (como nos decíamos), yo tengo que ir al Vesuvio, que los compañeros de Nueva York me esperan allí’. Me respondió: ‘¿tú no quieres saber entonces a cuál posición tú vas? Entonces le dije: ‘ah no, si es para eso sí’. Fue una bella sorpresa la designación como Secretario Técnico de la Presidencia.

10. La casa de don Juan
 Convencer a don Juan en principio era tarea difícil, dado su desapego a lo material. Entonces, aproveché cuando el profesor Bosch quiso proveer al poeta nacional, don Pedro Mir, de una casa propia, y eso me facilitó las cosas.“Le dije que tal como habíamos hecho con el poeta nacional debíamos hacerlo con él. Se resistía y yo lo provoqué diciéndole que era egoísta. Él me miró con su particular mirada, como inquiriéndome por mi acusación. Entonces tuve que decirle: ‘bueno, porque usted piensa sólo en usted, que no tiene necesidades materiales, pero no en su familia y cuando usted falte no tendrá un techo propio’. Le solicité su aprobación para que permitiera construirle su casa. Y me dijo: ‘con una condición, que se haga con una colecta pública’, y así lo hicimos”.

Aun así, me tocó comprar el solar, diseñar, construir y buscar todo lo que hizo falta después, pero lo hice con amor y devoción. Me premió la vida con el hecho de que don Juan tuviera su casa y la viviera, y ahora su familia está en ella. l

Hogareño
Mi casa es mi refugio y el de toda mi familia. Aquí los domingos nos reunimos todos. Cuando la construí, en el año 71, tuvo mucho impacto”.

Arquitecto
La arquitectura entra por los ojos. No sólo fueron los estudios universitarios, también la experiencia europea intervino en mi formación”.

Los aportes de un funcionario

“La designación como secretario técnico de la Presidencia me dio la oportunidad de hacer aportes sumamente valiosos e importantes para la vida de la República.

El partido contaba con un programa de gobierno y de ejecución de reformas institucionales que desde ahí se fueron llevando a cabo y dirigiéndolas, prácticamente, todas. Entre ellas, las reformas de salud, educación, la jurisdicción de tierra, del Poder Judicial, Legislativo, que en eso me ayudó mucho Milagros Ortiz, entonces senadora.

Todo eso con el apoyo financiero de las instituciones multilaterales del Banco Mundial y del BID, fundamentalmente. Y en ocasiones, otras reformas de menos montos, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Otras a destacar son, la reforma que dio lugar al INDOTEL y la de integración del área financiera del Estado. En 18 meses logramos aprobar las reformas que el PLD había presentado en su plan de gobierno. También con sus respectivos financiamientos.

Esto fue una experiencia formidable, sobre todo por los resultados obtenidos.  Aunque sólo teníamos un solo senador, por mi vía, de alguna forma, se logró el apoyo legislativo. Yo guardaba una relación muy cercana con el doctor Peña Gómez y con el doctor Balaguer. Los visitaba con conocimiento del presidente, para explicarles de lo que se trataba en cada caso.

Esa relación produjo frutos, porque logramos la aprobación en el Congreso de todas esas reformas, sin mayores inconvenientes.

Estaban supuestas a aprobarse en un plazo de cuatro años y en 18 meses lo logramos”.

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