“Mi mayor orgullo en la vida es haber formado parte de la familia comunista”

Antonio Lockward Artiles es el hijo menor de los 11 procreados por el matrimonio que conformaron Antera Artiles y Clemente Lockward. En este diálogo contó las dificultades que tuvieron sus progenitores para concretar su unión, a la…

Antonio Lockward Artiles es el hijo menor de los 11 procreados por el matrimonio que conformaron Antera Artiles y Clemente Lockward.

En este diálogo contó las dificultades que tuvieron sus progenitores para concretar su unión, a la que se oponía tajantemente su abuela partena, una mujer de carácter fuerte, que llegó al país procedente de Torcs island and Caicos, mientras que la familia de su abuela materna vino de las Islas Canarias. La oposición de la que más tarde se convertiría en su abuela, obligó a la joven pareja a salir de Puerto Plata, es por esta razón que Antonio vino a ver la luz en Santo Domingo.

En esta parte de su vida se está dedicando de lleno a escribir, entre otras obras, una autobiografía. Aunque dice no arrepentirse de nada, no puede ocultar su pesar al referirse a los años que formó parte de la Junta Central Electoral, la cual califica como una experiencia horrenda. “ El episodio más triste de mi vida”, afirma.

1. Las quemaduras
Nací en la capital, en el año 1943. Lo que más recuerdo de mis primeros días de infancia son las quemaduras que recibí siendo muy chiquito. Yo estoy escribiendo unas memorias, una especie de autobiografía, aunque no me gusta eso, porque  cuando la gente se pone a escribir sus memorias es como que está despidiéndose, pero esas memorias con las  que estoy trabajando me tomarán un buen tiempo más, yo las título: “Toma quemao, llévale a tu mamá”.

Yo recuerdo mucho eso, porque a los dos años y pico me quemé. En ese tiempo se prendían los fogones con cuaba, y yo tenía una batita, me dicen, todo el mundo estaba dormido todavía y yo cogí una cuaba y se me prendió la batita y me quemé, una quemadura fuerte. Entonces, a partir de esas quemaduras, no quiero decir que esas quemaduras han signado mi vida, pero han tenido su peso. Afortunadamente yo he lidiado con ese asunto y las compañeras mías, que no han sido pocas. Eso es lo más lejano que recuerdo de mi infancia.

2. Educación rígida
Nuestros padres nos educaron de una manera muy rígida. En estos días le decía a una ciudadana que yo estaba visitando, que a un niño que había en su casa había que aplicarle lo que me aplicaban a mí cuando yo era muchacho; que cuando llegaba un adulto a visitar la casa, los viejos míos nada más nos miraban  y salíamos disparados para el patio o para la calle, pero el muchacho no se quedaba encima de los adultos. Así que no éramos traviesos.

3. Una familia grande
Éramos 11 hermanos y yo era el menor. Vivíamos en una casa muy grande, con muchas habitaciones, propiedad de una familia Lugo. Aún conservo la biblia de mi familia, la biblia de la familia Lockward Artiles. En esa biblia están registradas las fechas de nacimiento de todos mis hermanos, los matrimonios y las fechas de las defunciones de los que han partido. Soy sobrino de Juan Lockward, estuve muy cerca de él, yo era su sobrino favorito y la gente dice que yo me parezco más a él que sus  propios hijos.

4. Anécdota de familia
Mi abuela, una cocola de Turquilán, se opuso al matrimonio de su hijo Clemente, mi papá, con la hija de Adelina María Artiles, mi madre, porque esa señora tenía un problema para la época, a finales de los años 20. Entonces, mi abuela paterna la objetaba porque la madre de la que fue mi madre, había tenido varios maridos. Eso era pintoresco, porque era una especie de discriminación de una negra antillana, contra una blanca española.

Eran los períodos de las guerras intestinas, y Demetrio Rodríguez y Desiderio Arias salieron de la Línea Noroeste y cercaron a Puerto Plata, entonces varias mujeres atendían a los hombres durante los enfrentamientos. Mis padres, Antera Artiles y Clemente Lockward, para poder casarse, ante la resistencia de mi abuela paterna, se escaparon hacia Santiago y vinieron a la capital y aquí se asentaron y levantaron su familia.

5. Antitrujillista
Fui dirigente estudiantil, secretario general de la Federación de Estudiantes Dominicanos, el segundo después de Asdrúbal Domínguez. Esa fue una experiencia que pesó mucho en mí, al igual que haber sido seminarista. Estuve por cinco años en el seminario y los curas me botaron porque yo estaba haciendo oposición a Trujillo. Yo puse una bomba en el año 1959, en el restaurante Mario, frente al Parque Independencia, que era el restaurante de la clase alta.

Yo entré con mi bomba, pasé al baño. Era una bomba con mecha, de modo que la encendí y salí caminando. Cuando llegué a la puerta, la bomba estalló y los chinos me pasaban por encima a toda velocidad. La bomba la hacíamos explotar y dejábamos unas hojas sueltas que decían: ¡Abajo Trujillo! Nos descubrieron porque una bomba que pusieron dos muchachos que eran de mi grupo, no estalló, era con un sistema de reloj y cometieron el gravísimo error de ir a buscarla al otro día. Cuando fueron a recogerla, los agarraron y los golpearon en La 40 hasta que fueron dando los nombres de todos nosotros.

6. La cárcel
En la cárcel fui torturado hasta en la silla eléctrica. Yo tenía 17 años. En La 40, si no te mataban antes del cuarto día, te enviaban al Palacio Nacional. Nos llevaron al Palacio Nacional, ahí Trujillo hizo un espectáculo, donde estaba presente el nuncio de la época. Lo mismo que relata el libro, “Los que falsificaron la firma de Dios”.

Trujillo les dijo que me metieran al seminario hasta que él dijera. Ahí estuve nueve meses sin poder hablar con nadie. Cuando Trujillo lo ordenó, salí. Quería ser sacerdote, pero quedé tan disgustado con los curas, porque durante el camino del Palacio Nacional al seminario venían diciéndome muchísimas cosas, como que el seminarista que se metía en política no tenía vocación y yo les respondí: ´Los que no tienen vocación son ustedes, trujillistas´.

7. La JCE
Defino mi experiencia en la Junta Central Electoral como horrenda. Siendo muchacho yo vi la película “Nido de Ratas”, que se ajusta perfectamente a lo que ese organismo representa. Cuando pienso en la Junta Central Electoral, pienso en un nido de ratas, es una asociación de malhechores, eso es lo que es. No me arrepiento de haber estado ahí, porque siendo secretario general de la Junta, denuncié a Roberto Rosario, y él me sacó porque yo había denunciado un robo de 35 millones de dólares con un llamado Consorcio Soluciones Modernas (SOMO), pero le echaron agua al vino, todo se quedó así. Creo que la JCE es la peor institución que hay en el país. Estuve en la Junta Central Electoral por espacio de ocho años, fui consultor jurídico, secretario general, y me prestaron a la Procuraduría General de la República, fui la mano derecha de Virgilio Bello Rosa.

8. Triste episodio
El episodio más triste de mi vida fue el tiempo que pasé en la JCE, eso es lo peor que me ha ocurrido en la vida, pero no me arrepiento. Soy partidario de la transformación, en todas partes del mundo hay Junta Electoral, pero la de aquí hay que sacudirla. Es un desastre. Lo de la Junta es un problema institucional, los caballeros que llegan ahí, aunque sean muy honestos, quedan en manos de la mafia de los partidos políticos, de los empleados claves. Cuando digo asociación de malhechores, me refiero a los que tienen el mando, porque ahí dentro hay mucha gente buena.

9. Orgulloso
Mi mayor orgullo en la vida es haber formado parte de la familia comunista ,y mientras el Movimiento Comunista Internacional tuvo vigencia, yo fui comunista. Ahora soy un comunista sin partido. Antes yo decía que no se podía ser comunista fuera del partido, pero ahora que no hay partido comunista o lo que queda es como una caricatura, quedamos  comunistas sin partido.  Aspiro llegar al poder y contribuir a la transformación de este desastre de país que nosotros tenemos, a través del Movimiento Comunista Internacional a la hora que se reivindique. Toda la teoría científica y social tiene un cimiento  que fue el que dejaron Carlos Marx,  Federico Engels, Stalin, todas las han tirado al zafacón.

10. Un hombre querido
Yo me he casado varias veces, cinco, y he tenido muchas relaciones consensuales, pero figura en mi currículo que todas las damas que han tenido relación conmigo, después de la ruptura me han buscado de nuevo. No soy como esas gentes que terminan las relaciones o los matrimonios enemistados. Como abogado, siempre digo que el divorcio es una institución muy saludable, porque ha evitado muchos homicidios. Tengo cuatro hijos. De mis cuatro hijos, los dos últimos, que los tuve con la última dama con la cual me casé y con la que duré 32 años, que murió de cáncer, 14 años después del primer diagnóstico, esos dos son abogados. Yo me he ganado la vida como abogado laboralista. l

En defensa de los sindicalistas

En el año 1967, el mismo año en que me gradué de abogado, me mandaron a La Romana a sustituir a Guido Gil. Primero se confabularon el Gobierno de Balaguer y el Central Romana y despidieron a los 82 miembros del Sindicato Unido de Trabajadores del Central Romana, entonces yo llego a La Romana a desempeñar una litis para que se les pagara a esos empleados sus prestaciones laborales. En una ocasión, llegaron al local del sindicato una serie de autoridades y nos sacaron y nos hicieron un expediente por tenencia de arma de guerra. Estuve desaparecido tres días.

Luego me llevaron rápido a la Fortaleza Santa Rosa de La Romana y se presenta un jeep, de noche, con dos agentes vestidos de civil y los presos protestaron porque pensaron que era que me iban a matar. Me metieron en el jeep, y en el camino uno de ellos me dice: ¿usted es amigo del doctor Balaguer? Yo no respondí, y a seguidas me mostró una carta del doctor Balaguer ordenando que me trasladaran de La Romana a la capital.

Cuando llego a la capital, no me encierran en la celda de los presos comunes, sino que me llevan a una celda para oficiales de la Policía. Al día siguiente, me enviaron un pollo a la BBQ, y cuando lo abro, había una funda plástica y dentro de ella encontré una carta con la letra de mi madre. Estuve preso y me defendió Abel Rodríguez del Orbe.

Bajo fianza
Estoy en libertad bajo fianza desde el año 1967. A veces he pensado ir al Palacio de Justicia a buscar el expediente ese, para tener el dato histórico”.

Jocoso
Lo más pintoresco que he visto, fue cuando Abelito se indignó durante la audiencia, se quitó la toga y el birrete, los pisoteó y llamó al juez a pelear”.

Comunista
Mientras el Movimiento Comunista Internacional tuvo vigencia, yo fui comunista. Ahora soy un comunista sin partido”.

Pesar
El episodio más triste de mi vida fue el tiempo que pasé en la JCE. Eso es lo peor que me ha ocurrido en la vida, pero no me arrepiento”.

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