“El tiempo es algo que no se compra”

En la vida hay muchas cosas que se pueden comprar, pero el tiempo no, los relojes nos recuerdan que no podemos perder el tiempo”.

En la vida hay muchas cosas que se pueden comprar, pero el tiempo no, los relojes nos recuerdan que no podemos perder el tiempo”.Esto fue lo que inspiró al empresario y vicepresidente ejecitivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), Celso Marranzini, a coleccionar relojes de mesa y de pared.

En un viaje a la ciudad de Nueva York, al ver un reloj de mesa muy antiguo, se despertó su pasión y lo lleva a convertir su gusto por los relojes en su pasatiempo predilecto, el cual es alimentado con un sinnúmero de regalos de sus amigos cercanos que, a sabiendas de su preferencia por ellos, le obsequian esta pieza.

“Mi primer reloj lo obtuve en un viaje que realicé a la cuidad de Nueva York, un amigo me llevó a comprarlo, es una pieza del 1803, con gran valor emocional para mí, me gustó mucho y a partir de ahí comencé a comprar otros y mis amigos a regalarme, pues todo el mundo comenzó a darse cuenta que me gustaban, y así inició todo”, manifestó Marranzini, quien lleva más de 14 años realizando este pasatiempo .

Su colección consta de un total de 94 relojes, de diferentes formas y tamaños, de pared y de mesa, resaltó que todos son de pila y cuerda y no eléctricos para que no se descopntrolen cuando se valla la luz, y de países como Estados Unidos y España.

Marranzini expresó que obtenerlos no ha resultado nada difícil, puesto que la mayoría de ellos fueron obsequios de amigos muy cercanos.

El empresario, dijo no tener planes de exhibir su colección, por lo personal de ésta, y que seguirán siendo admirados sólo por personas muy cercanas a él.
Los relojes son conservados, en su mayoría, en el despacho de su empresa Petroquímicos Dominicanos, y en su casa.

Aunque nadie aun en su familia continúa la afición por coleccionar relojes, espera algún día, obsequiar la colección a uno de sus familiares y que éste, de la misma manera, con mucha pasión y dedicación, cuide de ella y pueda ampliarla con piezas diferentes a las que ya tiene.

Todos mis relojes son de cuerda y no eléctricos, para que cuando se vaya la luz sigan funcionando”.

Celso Marranzini
Propietario de petroquímicos dominicano

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