“Como terapeuta, es mi obligación asistir también a terapia”

Ana Simó es una mujer que ha tenido que lidiar desde pequeña con situaciones difíciles; pero para ella, esto no ha sido ningún obstáculo, sino más bien el camino para convertirse en un ser humano más fuerte

Ana Simó es una mujer que ha tenido que lidiar desde pequeña con situaciones difíciles; pero para ella, esto no ha sido ningún obstáculo, sino más bien el camino para convertirse en un ser humano más fuerte. La experta nos relata cómo a los dos años de edad perdió su dedo meñique de su mano izquierda. “La pérdida de mi dedo no ha sido una limitante para mí y no me he acomplejado para nada. Algunos amigos me dicen que me ponga un implante, pero les contesto que para qué, que no es relevante para mí, más bien me ha servido con pacientes que he tenido, que también han perdido un miembro de su cuerpo, y yo he puesto mi propio ejemplo y ha sido de fortaleza para ellos.

1. Mi infancia
Soy la segunda de cuatro hermanos. Los recuerdos más vivos que tengo de mi infancia fue ver cómo mi madre se dedicó en cuerpo y alma siempre a sus hijos, fue una etapa muy bella de mi vida. Crecí con las restricciones de la época, mis padres eran muy estrictos, yo no podía estar muy tarde fuera de mi casa ni tampoco estar en casa ajena en horas como la hora de comer, o hacer llamadas tarde en la noche a casa de una amiga, me inculcaron valores y principios que atesoro y pongo en práctica en todo lo que hago. Además, en mi núcleo familiar la religión era muy importante.

2. Mis padres
Mis padres tienen 47 años de casados y una maravillosa relación. Mi padre, Juan Simó, es un ser muy especial y cariñoso, él era piloto de fumigación, un hombre de temperamento muy tranquilo y hogareño. En cambio, mi madre, Virginia Velázquez, es una mujer de energía, con fuerzas para todo; cómo quisiera tener la tercera parte de esa energía. Ella es una persona con un gran optimismo y ganas de vivir, ve la vida de una manera diferente, y creo que por tal motivo es que mis padres se llevan tan bien como pareja. Mi padre es la parte pasiva, a él le encanta estar en casa, leer un libro, y mi madre es la parte activa que pone la chispa a la relación, que le encanta el movimiento. Ellos son una excelente pareja, a pesar de que no los vean siempre andar juntos.

3. Mi abuela Ana
 Mi abuela murió hace dos años, cuando tenía 109 años. Ella fue maestra, una mujer fuerte y con mucho temple, muy organizada, en eso me parezco mucho a ella, la diferencia de mi abuela a las demás es que su amor lo demostraba con estudio, siempre ella tenía algo que enseñar, yo demuestro el amor y el cariño con besos y abrazos, eso lo aprendí de mi otra abuela, pero abuela Ana era fuerte y siempre te daba esa palabra que tú necesitabas en el momento preciso. Su partida para mí y toda su familia ha sido muy dolorosa, todavía nos hace falta.

4. Toqué varios instrumentos
Mi familia es de músicos, en mi hogar el arte también era una obligación, estudié arpa, piano y percusión. A los 24 años, siendo ya una adulta, me retiro de la música, tanto así, que no tengo en casa ningún instrumento. Me retiré totalmente porque ni siquiera lo tenía como un hobby, era una imposición de mi padre. A pesar de la falta de un dedo, tocaba piano a la perfección; mi abuela Ana era pianista y fue la que me preparó y enseñó este instrumento. Si algún día decido volver a retomar la música, pienso que no sería ninguno de estos instrumentos. Mi padre siempre me decía que si no lo hubiese dejado, habría sido la mejor concertista, porque tengo un oído musical espléndido.

5. Mi esposo y mi hijo
Tengo nueve años felizmente casada con Omar Cabral, y tuve uno de noviazgo, son diez años en los que he sido sumamente feliz, una relación con sus altas y sus bajas, como cualquier otra pareja. Tengo un hijo, Juan Sebastián Cabral Simó, es bello como su madre, va a cumplir cuatro años ahora, es mi prioridad, y por quien yo puedo dejar cualquier compromiso. Es muy obediente, como cualquier niño es intranquilo, pero muy cariñoso, es muy independiente, quisiera que fuera más apegado a mamá, pero reconozco que eso es bueno. Él es muy inteligente y me manipula, tanto, que mi esposo y yo hemos tenido que ir a terapia.

6 Momentos difíciles
He tenido que lidiar con muchos. Además de la muerte de mi hija María Isabella, una vez que mi esposo estuvo enfermo, una dificultad que tuve a nivel profesional, las calumnias, las cuales en la actualidad no me hacen daño, son más bien bendiciones, y aunque la gente puede querer hacerte daño, he sabido manejarlo. Antes no era tan fácil, pero con el paso del tiempo he aprendido a manejarlo, hay algo que siempre me da fortaleza para no caer; pero no me da miedo caerme, solo hay que saber levantarse.  

7. Amo la música
A mí me gusta todo tipo de música, puedo escuchar una ópera y también oigo bolero, me encanta José Luis Perales porque le canta al amor, y me encanta el bachatero Frank Reyes, la verdad que ese señor me fascina. Además me gusta mucho el merengue, El Torito, los Hermanos Rosario, tengo todos sus cd, y aunque no lo creas, me gusta el dembow; cuando tengo pacientes jóvenes yo pongo ese tipo de música en la consulta y hasta bailamos un poco. Del reggaetón admiro mucho a Don Miguelo, a La Materialista, porque en sus canciones ellos expresan la realidad de los barrios y hablan en su lenguaje y jerga y eso te ayuda como profesional a entender muchas cosas. Escucho de todo y bailo de todo.

8. Mis pasatiempos  
Me encanta la lectura y la astronomía, en casa tengo un telescopio, me fascina, por las noches, observar las estrellas. Además, como tengo que trabajar mucho hablando, añoro el silencio; me encanta caminar y correr, me gusta meditar, soy de las que se van de retirada en una finca; siembro flores y vegetales, me encanta trabajar en la tierra, abonarla y cuidarla, ver a la semana siguiente cómo están esas plantitas. No soy muy aventurera, pero soy celosa de mi tiempo personal, con mi pareja y con mi hijo. Viajo, pero a los congresos, aunque también viajo por distracción y placer, lo aventurero lo tengo a diario en mi trabajo en cada uno de los casos difíciles y en las investigaciones clínicas.

9. No soy profesional en lo personal 
Mucha gente piensa que como uno es sicólogo tiene todas las herramientas en casa, y no es así. Para mí, como terapeuta, es una obligación ir a terapia también, y todos mis colegas en mi centro tienen que ir a terapia, porque si uno como ser humano no trata sus propios problemas, entonces puedes contaminarte y hacer daño a tus pacientes. Para mí ir a terapia por la pérdida de mi hija, entrar en ese proceso, fue muy edificante y el que piense que yo no me deprimo, que yo no tengo días difíciles se equivoca. Sé que en terapia las cosas son más fáciles, en la pérdida está el duelo, el llanto, la crisis, y todo eso, pero cuando vas a terapia las cosas se digieren de otra manera.

10. Mi gran satisfacción
Mi familia es mi gran deleite, mi familia nuclear:  mi esposo, mi hijo, a nivel profesional, el tener mi Centro Vida y Familia, el equipo de terapeutas que trabajan conmigo, y ver que la gente confía en nosotros y cómo poderles ayudar a lidiar con sus problemas, eso es un gran logro para mí.

Describe su relación con Dios

“La verdad es muy especial y linda mi relación con Él, y me siento una mujer muy bendecida. Cada vez que alguien me reconoce en la calle me doy cuenta de eso, y no sólo en lo profesional, sino en toda área de mi vida, me siento muy bendecida, yo habló con Él y Él me responde, me da mis boches, me dice que no tema que todo saldrá bien, y sé que Él siempre está conmigo.

Aún no entiendo por qué me pasó lo que me pasó ( la pérdida de su bebé) y sé que no tendré una respuesta, pero puede que llegue el momento donde entienda; soy muy creyente, no soy una fanática, pero creo mucho en Dios. Él es lo más importante para mí, respeto a todas las personas y las religiones, la manera que tiene cada quien de buscar de Dios, no soy quien para juzgar a nadie”.

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