“Cuento con cada uno de ustedes”

Al momento de Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez enterarse de que se convertiría en el cuarto obispo de la diócesis de La Vega, se encontraba en Roma ejerciendo sus funciones como consejero de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón.&#

Al momento de Héctor Rafael Rodríguez Rodríguez enterarse de que se convertiría en el cuarto obispo de la diócesis de La Vega, se encontraba en Roma ejerciendo sus funciones como consejero de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón. Este sacerdote de 54 años confiesa que tuvo alrededor de una semana en estado de shock por la noticia. “Lo que alegra a la gente a mí me está poniendo las rodillas a temblar”, pensaba. Se refería al compromiso que asumiría en esta diócesis, restablecida en el año 1954. “Hay una frase que dice que ‘el que no investiga no tienen derecho a opinar’. Yo quiero investigar primero, conocer La Vega, caminar antes de comenzar a pensar en planes concretos”, adelanta a elCaribe, bajo el alegato de que sería un “irrespeto”, comenzar a hablar de acciones cuando no ha puesto los pies en esta diócesis. Se confiesa también convencido de que es mejor el trabajo en equipo. “Creo que lo más importante que puedo decirles a los veganos es que cuento con cada uno de ustedes, porque el trabajo no puedo hacerlo yo solo”, señala Rodríguez, quien será ordenado como obispo el próximo 9 de mayo.

¿Cuáles expectativas se ha creado en esta nueva misión como obispo?
Yo no he explorado La Vega y no quiero interferir todavía porque habrá tiempo. Mis expectativas no son muy concretas en este momento. Mi plan es, primero, ver, escuchar y preguntar y todo eso se resume en conocer. Hay una frase que dice que “el que no investiga no tiene derecho a opinar”. Yo quiero investigar, conocer, caminar antes de comenzar a hacer planes concretos, porque me han enviado a una diócesis que no comienza desde cero… Nosotros vamos a seguir caminando con ese sistema y, poco a poco, vendrá lo que hay que hacer.

Entonces, ¿no tiene prioridades todavía?
Yo sí tengo una prioridad. Tengo un manual que voy a seguir y eso está muy claro. Yo voy a seguir el Evangelio y el maestro que me va a enseñar es Jesús. Eso lo tengo claro. Ahora, es hasta irrespetuoso comenzar a hablar de cosas concretas cuando ni siquiera has puesto los pies ahí. Desde el punto de vista de hacer, no te puedo decir. Ahora, desde el punto de vista ser eso sí te puedo asegurar que voy a seguir fiel al Evangelio.

¿Cuál fue su reacción al enterarse que sería obispo de la Vega?
Los temores son iniciales. Yo no me esperaba esto: ser obispo y mucho menos de La Vega, una diócesis tan consagrada. Fue una sorpresa y las sorpresas, humanamente hablando, no chocan. Ahora estoy sereno. Estoy con Dios y el Espíritu y tengo los pies en la tierra. Ese temor fue algo de inicio y eso se lo comentaba a la gente que me felicitaba… Yo quedé turbado casi una semana y eso es lo que le digo a la gente: mientras ustedes están contentos a mí durante una semana se me quitó el sueño, pero no es que eso determine la labor que nos espera.

Explíquenos parte de su trayectoria como sacerdote.
Fui ordenado como sacerdote en el 1989 e inmediatamente viajé a Roma para estudiar espiritualidad en la Pontificia Universidad Gregoriana, con la idea de convertirme en formador. Regresé en el 1991 y en Castillo, provincia Duarte, fui nombrado vicario de la parroquia San Isidro Labrador. Desde el 1994 al 2000 me trasladé a Santo Domingo para trabajar como formador de teólogos y filósofos. Allí fui profesor de espiritualidad en el seminario Santo Tomás de Aquino, durante tres años. En el año 2006 fui maestro de novicios, en Santiago. También fui nombrado superior provincial de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón en el país y en el 2011 fui elegido como Consejero General de esta congregación y me trasladé a Roma en el 2012 para desempeñar esta labor. Se suponía que mi periodo como consejero duraría hasta el 2017.

¿Qué mensaje le puede externar a los veganos que esperan su llegada?
Quiero decirles que pretendo llegar a esta diócesis con el corazón y los brazos abiertos. No quiero rechazar a nadie, en mi corazón todo el mundo cabe. Ahora bien, a todos los cristianos y cristianas yo les digo que pongan sus dones que el Señor les ha regalado a producir en favor del reino de Dios, no del obispado, sino del reino de Dios. Esto para que este reino se encuentre en esta porción de la Iglesia (la diócesis de La Vega) y que cada cual ponga sus talentos para trabajar en comunidad, en comunión. Creo que lo más importante que puedo comentarles es que cuento con cada uno de ustedes, porque el trabajo no puedo hacerlo yo solo. Cuento con todas y todos y ya vamos a ver lo que ocurre.

¿Cuándo descubrió que su vocación era ser sacerdote?
Yo no te puedo decir que fue en éste momento o aquel. Fue un proceso gradual, donde hubo una serie de señales que fui percibiendo y a través de las cuales me fui dando cuenta que Dios quería algo serio conmigo. Esa llamada de Dios para mí encontró eco, como una tierra fértil, en mi familia, una familia sencilla, humilde, cristiana, responsable, solidaria, de grandes valores humanos… Creo que la familia fue un factor importante para recibir la llamada de Dios. Otro factor fue el testimonio de un grupo de Misioneros del Sagrado Corazón que llegaron a Sánchez en el 1936… Yo soy de un campito de Sánchez, de Majagua Adentro y el testimonio de estos hombres que iban a la comunidad, mes tras mes, me tocó profundamente. Siendo un niño equivocadamente me decía “yo quiero ser como estos hombres”. Evidentemente yo quería ser como Jesús y no como ellos. Creo que Jesús habló a través de esas mediaciones y fue sembrando en mí el deseo de servir y consagrarme en la Iglesia.

Oriundo del “campito” Majagua Adentro

Héctor Rodríguez viene de una familia de cinco hermanos. Nació en el 1961 en el “campito” Majagua Adentro en Sánchez, en la diócesis de San Francisco de Macorís. En el 1976 entró al Centro Vocacional de los Padres Misioneros del Sagrado Corazón y en el 1989 fue ordenado sacerdote. Estudió espiritualidad en la Pontificia Universidad Gregoriana, en Roma. En el país se ha desempeñado como vicario de las parroquias de Castillo y San José de las Matas. En los años 2006-2012 fue superior provincial de los Misioneros del Sagrado Corazón en el país y del 2012 hasta ahora Consejero de la Congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón, en Roma. 

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