“Lose face”

Lo más dañino del atropellado proceso llevado a cabo por el presidente Danilo Medina para lograr al vapor la aprobación de la reforma constitucional que le permitirá variar las reglas con las que fue electo y poder repostularse para un mandato…

Lo más dañino del atropellado proceso llevado a cabo por el presidente Danilo Medina para lograr al vapor la aprobación de la reforma constitucional que le permitirá variar las reglas con las que fue electo y poder repostularse para un mandato consecutivo, es lo que esto representa, no solo en pérdida de valores fundamentales para una nación, sino en disminución del ejercicio del control ciudadano.

Algunos todavía creen que se pueden violar las reglas o modificarlas para adaptarlas a conveniencias particulares y esperar que esto no tenga nefastas consecuencias, nada más lejos de la realidad.

Otros con una total miopía piensan que si dejamos que las autoridades hagan lo que quieran con determinadas cosas, no la harán para otras; cuando lo cierto es que por cada ápice que cedemos se pierden unidades astronómicas de empoderamiento ciudadano.

Los acontecimientos que han rodeado la festinada aprobación de la reforma constitucional, no solo han deteriorado aún más la imagen de los congresistas sino la de los partidos políticos y esa puede ser la antesala de situaciones tan traumáticas como la que padece Venezuela, país en el que precisamente por miopía de muchos y excesiva tolerancia de otros, se dejó llevar la corrupción, la pérdida de valores y el descrédito de los partidos políticos tradicionales a un punto tal, que la respuesta fue el rompimiento con los mismos, con los catastróficos resultados de desmoronamiento de un país, en el que todo se ha perdido y probablemente costará años recuperar.

En una farisaica actitud, algunos de los ejecutores de esta modificación a la Carta Magna pretenden silenciar las voces dignas que no tienen precio, clamando que deben presentarse pruebas sobre los alegatos de compra de votos. Aunque siempre es difícil presentar pruebas en esta materia, en este caso las mismas están a la vista de todos, pues sencillamente lo son los acuerdos de repartición de candidaturas a que hubo que llegar para poder aprobarla.

Delata una total falta de visión que muchos celebren como victoria lo que constituye una gran derrota de la institucionalidad, y que nos pretendan engañar comparando espurios cambalaches de apoyos por candidaturas que podrían incluso implicar creación de nuevas demarcaciones territoriales, con acuerdos políticos sobre líneas conceptuales o que persiguen objetivos comunes.

Lo cierto es que cada vez permitimos que nuestros representantes transgredan más los límites, sin darnos cuenta que esta sociedad que de manera silente cedió un dedo perderá su todo porque la ambición no se contiene; y es capaz de llegar al extremo de desnaturalizar la democracia y el Estado de derecho con tal de doblegarlos a sus intereses.

Hay un tiempo para todo y en esta sociedad tenemos que darnos cuenta de que el silencio cómplice, la resignación y la excesiva tolerancia no son la respuesta adecuada.

La reforma constitucional ha sido como llaman los anglosajones un “lose face” para el Presidente Medina y el Congreso, lo que generará negativas consecuencias no solo para estos sino para el país, pues cuando las máximas autoridades pierden la cara por la ruptura con la palabra dada y los principios democráticos, erosionan su confianza, credibilidad y respeto; lo que al final nos hará perder la cara a todos.

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