En 2013, Rymer Liriano pensó que su carrera había llegado a su fin luego de ser sometido a una cirugía Tommy John. Pero, como reza un pasaje bíblico, la fe mueve montañas, el joven prospecto de los Padres de San Diego se levantó y hoy en día disfruta de su estancia en las Grandes Ligas. Uno de los responsables para que su esperanza se mantuviera en alto fue su padre, Margarito Liriano, quien lo hizo sentirse más fuerte para que olvidara el pasado negativo que en un momento lo mantuvo atormentado. “Mi papá me hizo más fuerte para seguir echando hacia adelante. Gracias al Señor mira donde estamos”, expresó Liriano a elCaribe vía telefónica.
Eres el primer jugador que llega a las Grandes Ligas desde la academia de San Diego en la República Dominicana. Debiste estar en las Mayores desde hace tiempo, pero primero tuviste que pasar por la experiencia de una cirugía Tommy John. ¿Cómo te sobrepusiste de ese golpe que frenó tu carrera y que incluso te hizo jugar poco en invierno. Quién te dio apoyo y si fue un momento difícil para ti?
Yo empecé a jugar en 2012 en las Menores, donde tuve una buena temporada. Ya al año siguiente estaba entrenando cuando tuve problemas en el codo. Me sentí muy mal, sobre todo mi familia y algunos de mis amigos también. Me sentí con el ánimo en el suelo, de que no iba a regresar. Es un tipo de cirugía muy fuerte, pero gracias al Señor todo salió bien. Trabajé muy bien. Le doy gracias a los médicos del equipo en República Dominicana y de Arizona, quienes me dieron el apoyo y a la vez me ayudaron a tener una buena recuperación en el tiempo menor posible.
¿Hubo una persona en especial que te dio respaldo y esas palabras de apoyo en una situación en la que pensabas que tu carrera había llegado a su final?
Mis padres, quienes se sintieron muy mal. Recuerdo que mi papá me dijo que eso eran cosas del Señor. Nadie sabe si me iba a pasar algo malo, que lo tomara como algo de experiencia y madurez. Eso que dijo mi papá me hizo más fuerte para seguir echando hacia adelante. Gracias al Señor mira donde estamos. Gracias a Dios que me dio la fe, a la organización y al staff de los Padres de San Diego.
¿Cómo se llaman tus padres?
Mi madre se llama Rosalía Santos y mi papá Margarito Liriano.
¿Crees que no tienes nada más que buscar en las ligas menores?
Si trabajé fuerte en las Menores fue para estar en donde estoy ahora mismo. Espero nunca regresar para atrás, siempre para adelante. Los directivos de los Padres saben que puedo competir en esta liga.
¿Tienes que hacerte todavía un tratamiento especial en la parte afectada de la Tommy John?
No. Ahora mismo tengo más de año y medio que no he sentido problemas en mi codo. Eso sí, no me descuido. Trabajo mucho mi codo, mi antebrazo, puntos que hacen que mi brazo se mantenga más fuerte e incluso, estoy hasta tirando más duro. He subido unas tres o cuatro millas.
Si es así ¿puedes lanzar?
No, no, porque lo mío es el bateo. Gracias al Señor que me ha dado una habilidad bien grande que en verdad se lo agradezco por siempre. No la desaprovecharé.
Eres del Capotillo, en donde a pesar de tantas cosas malas que se comentan de ese sector, hay jóvenes que saben aprovechar la oportunidad, no están en los vicios y llegan a las Grandes Ligas.
Nací en el Simón Bolívar, pero me crie en el Capotillo. Les reitero a los jóvenes de mi edad y a aquellos que vienen subiendo que no se enfoquen en las malas influencias, que estudien ,como lo hice yo. Que mantengan una buena educación y que trabajen, que se esfuercen. Si la pelota no les gusta, que se enfoquen en otro deporte.
¿Piensas jugar con el Licey?
Sí. Quiero empezar desde el inicio, pero recuerden que pertenezco a una organización. Hay que confirmar y si me dan el permiso, arrancaría desde el primer día.
