“Trabajé en el gobierno 40 años y salí sin un centavo”

José Andrés Aybar Sánchez ha dedicado la mayor parte de su vida a la labor educativa, de una u otra forma ha estado vinculado al sector, formando parte de diversas instituciones públicas y privadas, incluidas sus funciones como ministro de Educación.

José Andrés Aybar Sánchez ha dedicado la mayor parte de su vida a la labor educativa, de una u otra forma ha estado vinculado al sector, formando parte de diversas instituciones públicas y privadas, incluidas sus funciones como ministro de Educación.

Hace 19 años, junto a unos amigos emprendió el proyecto que hoy lleva por nombre Universidad del Caribe, una institución de la que dice sentirse profundamente orgulloso, no solo por la calidad que afirma poseen sus egresados, sino por los aportes que, desde sus aulas, le hace a la sociedad.

Permitirles, de manera gratuita, a personas discapacitadas el acceso a una educación digna, bajo el modelo de asistir una vez a la semana, representa para José Andrés Aybar el principal motivo de orgullo y satisfacción y el motor que le inspiró para su nueva meta: Llevar Unicaribe a los Estados Unidos.

1. De buena familia
Nací en San Pedro de Macorís, en el ingenio Cristóbal Colón, en un lugar que le decían El Cubano, el 31 de agosto de 1936, de parto natural. Mi padre se llamaba José Andrés Aybar Castellanos y mi madre, Ana Josefa Sánchez de Aybar Castellanos. Eran muy buenas personas, pero severos en cuanto a la educación de sus hijos. Nos daban pelas y cuando me daban, me caían entre los dos. Mientras uno bajaba la correa el otro la subía. Yo era un poco travieso.

2. ¡Tremendo susto!
Una vez, cuando yo tenía como cinco años, yo tenía un caballito y estaba entrando por el cobertizo donde guardaban las locomotoras del ingenio. En eso, venían dos locomotoras a guardarse y yo me quedé en el medio de las dos con el caballito. Salí corriendo y pasé por debajo de los pinos que estaban ahí al borde del ingenio, me llevé un panal de abejas en la cabeza. Todo el que vio eso se puso las manos en la cabeza, no se podían explicar cómo me salvé de las locomotoras.

3. Padres ejemplares
Mi padre era un hombre recto, tranquilo, inteligente e inmaculado. No transigía con la vagabundería, era absolutamente rectilíneo. Nunca aceptó un soborno. Cuando fue diputado y le tocó una exoneración, no compró un Mercedes Benz, compró un Charade.

Mi papá no tenía que hablar, solo miraba a uno, subía las cejas y uno salía corriendo. Mi madre se dedicó a los quehaceres domésticos, hacía un majarete y un arroz con leche más buenos que el carajo. Era dura como ella sola, había que andarle derechito. Me parezco más a mi papá, en mi carácter y en la parte física.

4. Estudiante  regular
Yo era un estudiante mediocre hasta que llegué a la universidad. Ahora, nunca repetí un curso. Nunca fui un estudiante de A, excelente, pero estudiaba para pasar. No estudiaba en exceso. Cuando elegí la carrera de Derecho para estudiar, era la Universidad de Santo Domingo la única que había y solo tenía cuatro o cinco carreras, la más afín a mí era la de Derecho. De haber sido en la época actual, yo habría estudiado Economía o Administración de Empresas.

Estudié Derecho y durante los pocos años que ejercí la profesión no fue tan mal.
5. De la mano con la educación
Desde el año 1966 estoy unido a la educación dominicana, en ese año, yo creé la Escuela de Administración de la Universidad Pedro Henríquez Ureña, que acababa de comenzar a funcionar, con un formato innovador y revolucionario, y me picó el gusanillo y a principios de los años 70 creé el Centro de Desarrollo Empresarial, que después desapareció, creé el Centro de Estudios Técnicos, que lo vendí, creé la Universidad SETEC, que fracasó en las manos de otra persona. Después fui rector de Iteco, estuve unos años ahí, pero no resistí el campo y renuncié. Regresé a la capital.

Al regresar a la capital me contrató Príamo Rodríguez como director del Recinto Santo Domingo de la Universidad Tecnológica de Santiago, UTESA, estuve ahí hasta el año 1994, en ese año me nombraron director del Cones, lo que hoy es el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología. De ahí me nombraron secretario de Estado de Educación hasta el 1996. Fui el último secretario de Educación del doctor Balaguer.

6. Déficit de aulas
Una vez, siendo ministro de Educación, iba para La Descubierta, Baní y Villa Jaragua, iba manejando rápido y vi en el parque muchos niños con camisitas azules, y di reversa, freno y salgo del vehículo, y le digo a la profesora, que se dio el susto de su vida, que qué hacían esos niños ahí. Ella casi no podía ni hablar. Esos eran los niños del bachillerato, que guardaban los pupitres y las pizarras en la escuela primaria, las sacaban por la mañana y las llevaban al parque, recibían clases ahí en el parque.

Cuando terminaban de recibir la docencia, volvían a guardar las butacas y las pizarras. Ni los dominicanos, ni las autoridades le dan el valor que realmente tiene la educación.
7. Unicaribe
La Unicaribe nace gracias a un amigo mío, que tenía la Academia Militar del Caribe, él se llamaba Seledonio Ramón Max Garrido, que era un odontólogo cubano. Él quería que yo le autorizara una reválida en la Universidad Central del Este. Se fue y volvió a los dos o tres días, ya le había resuelto lo de la reválida de la UCE, en la conversación me dice que qué podía hacer con la Academia Militar del Caribe, que después de la una de la tarde estaba vacía, y yo le dije que podía hacer una universidad. Entonces me dijo que él no sabía de eso, “créala tú”, me dijo, y le respondí: “…y con qué querido”. Entonces me dijo que como yo sabía lo que había que hacer, que lo hiciera y él la costearía.  Hicimos, con dos o tres amigos más, el proyecto y lo sometimos al Cones. Yo no tenía dinero invertido, solo trabajé en la parte de la oferta académica.

8. Una decisión importante
Año y medio después de crear a Unicaribe, a Seledonio le diagnosticaron un cáncer terminal. Él me manifestó que quería dejarle todo resuelto a su familia y me pidió que le comprara la universidad, pero yo no tenía dinero. Entonces me dijo que la universidad le debía nueve millones de pesos a una institución financiera y que él tenía cinco millones de pesos invertidos en la institución Gran Clase, otra de sus empresas, tenía siete millones invertidos. Me explicó que gestionaría que el banco me aceptara el préstamo y los cinco millones suyos, yo se los debía pagar en  cinco años sin intereses y los siete millones de Gran Clase, los pagaría en siete años al uno por ciento de interés. Acepté.

9. Un modelo exitoso
El crecimiento de esta universidad ha sido único. Esta universidad tiene 19 años. El éxito de Unicaribe radica en el modelo de estudio, el cual facilita al estudiante poder asistir, desde cualquier parte del país, un día a la semana. La gente se confunde y cree que es un paseíto y cuando vienen a estudiar se dan cuenta que no es así. Por eso, la única deserción que tenemos se produce en los primeros tres meses. El que llega al cuarto cuatrimestre, termina la carrera. Los estudiantes vienen un día a la semana y se pasan cuatro horas en el aula, pero ¿cuántas horas deben invertir para realizar las tareas?  Ahí se dan cuenta de que no es tan fácil. La facilidad es que le permite al estudiante trabajar y vivir lejos.

10. Una labor social
En la universidad estudian personas que padecen algún impedimento físico y no tienen que pagar un centavo por estudiar sus carreras. Si recorres las instalaciones de Unicaribe, notarás que todas las áreas tienen rampa para facilitar el acceso de las personas en sillas de ruedas, también cuentan con aulas, baños y ascensores. Me llena de orgullo contribuir con la educación de los jóvenes del país, sobre todo, de los discapacitados. Me atrevo a apostar que si los estudiantes de Unicaribe no son los más, están entre los que egresan mejor capacitados. En los 19 años que tiene la universidad tenemos 22 mil estudiantes.  Le concedemos becas a los policías y militares. l

Aportes a la educación

“Duré un año y cuatro meses como ministro de Educación , donde entre otras cosas unifiqué las direcciones regionales y creé como seis direcciones regionales nuevas, entre ellas la de Cotuí, la de Neiba y la de Montecristi. Lo mejor de haber sido ministro, es haber podido hacer todas esas mejoras que hoy todavía están vigentes y aún se están ejecutando, como las modificaciones a la resolución 1-95.

Lo malo, que tenía que estar trabajando desde las siete de la mañana y hasta las 11 y media de la noche. Ahora lo cogen suave, pero con ese viejo ciego no lo podíamos coger suave. Cuando uno menos lo esperaba, lo llamaban para algo. Yo nunca me marché antes de las 11 y media de la noche, y antes de irme, esperaba que me llamaran de Palacio y me dijeran: “la persona se retiró”.  

Solo así comenzaba yo a retirarme también. Lo más difícil fue el desastre en el que se encontraban muchas escuelas, lo que hay ahora no es nada. Yo vi escuelas en casas de yaguas, con astas de banderas que eran palos de bambú, banderas que eran tiras, por eso siempre andaba con banderas en el vehículo y cuando veía eso, las cambiaba. Yo trabajé en el gobierno 40 años y salí sin un centavo. Nadie puede señalarme. Ni decir que de ningún cargo saqué algún beneficio”.

Proyecto
“En estos momentos la meta que tengo es llevar la universidad del Caribe a los Estados Unidos. En mayo o junio de este año debe estar todo listo”.

Visión
“La universidad tendrá un campus en Estados Unidos con las mismas carreras que impartimos aquí y con cualquier otra que se agregue allá”.

Éxito
“El éxito de Unicaribe radica en el modelo de estudio, el cual facilita al estudiante poder asistir, desde cualquier parte del país, un día a la semana”.

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