“Una población sin cultura puede cavar un destino ruinoso”

Nueve años han pasado desde la primera convocatoria del Festival de Teatro Escolar, iniciativa que ha beneficiado a miles de estudiantes, dando como fruto actores, líderes comunitarios y profesionales de las tablas que están en los principales…

Nueve años han pasado desde la primera convocatoria del Festival de Teatro Escolar, iniciativa que ha beneficiado a miles de estudiantes, dando como fruto actores, líderes comunitarios y profesionales de las tablas que están en los principales escenarios del país, y un poco más allá, pues uno de sus egresados pasea su arte por las salas de Broadway. El festival, que este año se realiza bajo el lema “Teatro es libertad. Exprésate”, fue una iniciativa del senador Francisco Domínguez Brito, que el actual senador Julio César Valentín ha hecho suya, pues cree en la continuidad de las cosas bien hechas, y más si van en beneficio de la colectividad, y no de unos cuantos. La oferta cultural se desarrolla durante todo el año escolar, y termina con una competencia final en el Gran Teatro del Cibao. El festival ha sido reconocido por la Organización de Estados Iberoamericanos como una de las más relevantes experiencias culturales y educativas de República Dominicana y la región, y por el Ministerio de Educación como una de las actividades creativas, colectivas, formativas, culturales y recreativas más importante, lo que sirve como referencia para otros países del mundo.

¿Cuál es la naturaleza del Festival de Teatro Escolar?
El Festival de Teatro Escolar es, a mi juicio, una de las propuestas culturales más importantes de Santiago y probablemente de la región y del país, por su naturaleza, porque implica a estudiantes y sus familiares; profesores, planteles que deciden participar, competitividad, esfuerzo por hacer un mejor trabajo, por desarrollar destreza, y esa oferta artística cultural masiva hace de Santiago una especie de capital del teatro, porque es el lugar donde más personas están involucrándose en el quehacer, en formarse en distintos talleres en todo lo que implican las artes escénicas, desde que comienza el año escolar hasta que termina.

La coordinación y dirección técnica está a cargo de La 37 por las Tablas, pero, ¿qué tanto se involucra la Oficina Senatorial en su desarrollo?
La oficina dispone del personal, vehículos, la parte técnico-política de lograr implicar con entusiasmo la parte pública estatal: los ministerios de Cultura y de Educación, porque con un simple acto de apatía de una profesora que no quiera ceder que los estudiantes participen, podría verse afectada su participación, pero también la parte financiera y organizativa, es decir que La 37 y la Oficina Senatorial son dos alas de un mismo pájaro en el esfuerzo de garantizar esta propuesta que es muy interesante.

La propuesta surgió en la gestión del exsenador Domínguez Brito y usted la hizo suya, ¿a qué se debe que se haya identificado con el festival?
Creo que cualquier esfuerzo estatal si es una experiencia positiva debe ser continuado, mejorado, ampliado y estimo que fue una formidable idea optimizar los recursos que reciben las oficinas senatoriales. Francisco Domínguez al igual que yo, probablemente no estemos de acuerdo, en principio, de disponer de fondos en oficinas senatoriales; pero como existen, lo que hemos decidido es orientarlo hacia un destino colectivo que impacte en valores, formación, en un bien colectivo atractivo como es el teatro. Santiago exige mayor calidad en la labor de representación, y tenemos dos opciones, o renunciar del fondo legislativo para que lo maneje el propio Senado o destinarlo a espacios colectivos como es el Festival de Teatro Escolar que moviliza miles de personas al año. Y el resultado se ve cuando lo mejor de cada escuela o colegio llega al final y sube al Gran Teatro del Cibao.

A la fecha, ¿cuántas personas han sido beneficiadas?
Han participado más de cinco mil jóvenes haciendo teatro, de distintas escuelas públicas y privadas. Hemos tenido decenas de miles de espectadores; en la semana final el teatro se desborda, porque ya es lo más competitivo, son los mejores que van a mostrar sus habilidades, la calidad de la obra, los diálogos, la actuación, el vestuario, es decir la calidad en el sentido integral de una obra de teatro. Y termina acudiendo un público que va a aplaudir a sus actores, a sus hijos, a la comunidad, a sus compañeros de estudios, es decir que aquello es bastante recreativo, pero mucho más formativo.

¿Podríamos decir que el festival viene a abrir las puertas del teatro a jóvenes que quizás no tenían posibilidades de llegar hasta aquí?
Sí, es una puerta de posibilidades. Nosotros sentimos que los jóvenes, sobre todo de barrios pobres, sienten algún temor de pisar edificaciones majestuosas porque quizás sienten que pueden ser rechazados. Este festival viene a romper ese paradigma, a abrir las puertas de los espacios públicos a las personas de todos los estratos sociales.

¿De cuánto es la inversión que la Oficina Senatorial hace en esta institución?
De varios millones de pesos, es el 33% de los fondos que recibe al año la Oficina Senatorial. A veces tengo presión política, porque muchos compañeros creen que es mejor que eso se distribuya, pero uno no hace nada con distribuirlo entre 20 personas durante un año, sería una cantidad minúscula, que si lo concentras y lo envías a un tema como este.

¿Quiénes integran el jurado que evalúa las obras participantes?
Bueno, el jurado se elige con mayor rigor técnico, la oficina no interviene, La 37 por las Tablas es que lo elige. Por ejemplo, ahí han estado Elvira Taveras, Robinson Aybar, Lorenzo Sosa, directores chilenos, ecuatorianos, cubanos, el director de teatro de PUCMM. Respetamos la dirección técnica de María Ligia Grullón y La 37 por las Tablas, porque sabemos ellos lo hacen de una manera muy escrupulosa.

¿Piensa apoyar otras áreas del quehacer cultural?
Nosotros tímidamente apoyamos otras iniciativas, como de escritores; gestionamos, porque no tenemos fondos. Entendemos que cualquier institución del Estado que maneje fondos públicos debe disponer una parte para promover las artes, porque como decía el maestro del humanismo dominicano y continental Pedro Henríquez Ureña: si las artes y las letras no se apagan, tenemos el derecho a considerar seguro el porvenir, es decir si una población sin arte sin cultura, más fácil puede estar cavando un destino ruinoso que una sociedad que por el contrario invierta en iluminar el conocimiento mediante las artes y las letras a esa población.

Inversión
Creemos que hay que invertir en el talento de los niños desde los primeros años, para desarrollar sus habilidades con mayor potencialidad”.

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