Nadie aprende en cabeza ajena. Esa expresión reúne todas las características de un decreto. En algún momento, hemos comprobado que por más advertencias que existan, es el golpe que nos hace saber que duele.
Usted no está obligado a caerse, pero sí a levantarse.
Espero que Willy Aybar entienda que ya tocó fondo. Es hora de que la brújula de su vida se oriente hacia la disciplina y el trabajo para no seguir desperdiciando el talento que Dios le otorgó.
Muchos hemos admirado sus herramientas de pelotero. También reprochamos esas actuaciones destempladas que le han llevado a perder su trabajo en Grandes Ligas, a centros de rehabilitación y a la cárcel, de donde ayer recibió libertad bajo fianza.
Reitero: es un bonachón, un ser humano que lejos de la humareda que le saca de sus casillas es todo un caballero.
Aun así, solo Willy Aybar salva a Willy Aybar. Su última experiencia en un centro penitenciario, donde permaneció en Navidad, Año Nuevo y Día de Reyes, debe llevarle a reflexionar que es probablemente su última oportunidad para una reivindicación total.
Quienes le rodean no hacen nada con apañar ni condonar sus desafueros. Las mejores intenciones no tienen que envolverse en la dulzura de la mentira. La verdad no echa agua. Al final del camino, terminamos agradeciendo los regaños de la infancia, porque evitaron males peores.
A sus 28 años cuenta con todo el mundo por delante para recuperar su carrera y convertirse en un espejo para los demás.
De comenzar ya. Willy debe saber que Dios no hace disparates, pero es cada individuo que toma la decisión de triunfar o fracasar.
Apunte esto
Fin de semana interesante en la pelota local…Por cierto, cuál es la necesidad de manejar ciertas informaciones con un hermetismo que ni en épocas de guerra…Rudo golpe la lesión de Al Horford…Dios lo acompañe en su ruta de rehabilitación…Bud Selig recibió una merecida extensión…Es un grande.
