Cada proceso electoral presenta características propias, únicas, irrepetibles y comprende un complejo asunto donde interviene un numeroso grupo de actores, a más de los propios candidatos.
Se trata en esencia de conquistar voluntades y en el recién terminado torneo electoral para seleccionar quienes habrán de dirigir los destinos nacionales, hubo interesantes lecciones. Abundantes lecturas pueden darse a los aspectos característicos de este aleccionador proceso electoral.
El 51.21% de los electores prefirió a Danilo Medina mientras el 46.95 se decidió por Hipólito Mejía, donde la abstención anduvo en un 29.77%. Un aspecto a observar que el PRD ganó en los Estados Unidos donde se concentra el 67.90 % de los votos del exterior, mientras el PLD y aliados ganaron en el resto de los países donde se realizaron votaciones de los dominicanos ausentes.
Este balance favoreció a Mejía con 7,792 votos. Llama la atención la relación directa de la mayor votación en las zonas más empobrecidas, con una abstención muy por debajo de la media, excepción de Pedernales.
La zona metropolitana, el Sur y el Este le dieron el enaltecedor triunfo al binomio Danilo-Margarita. La provincia de Azua obliga a un análisis particular donde el PRD obtuvo como partido solo, un 45.81% y 50.18 con sus aliados y el PLD 34.16% y un 49.39%, sumando los votos de los aliados.
El PRD basó su estrategia en el tema Corrupción mientras que el PLD enfatizó sus estrategias en el Programa de Gobierno, la educación, lo social y el empleo. Facebook y Twiter jugaron un novedoso e importante papel como redes social política
El PLD y sus aliados perdieron nueve de las provincias en las que habían tenido votación mayoritaria en las elecciones del 2008 y su votación individual se situó en un 37.73%.
¿Cuántos de los votos contados al Presidente Medina llegaron por vías indirectas aun tratándose de personas de su propio partido? Un aumento en la votación del Partido Reformista Social Cristiano (5.87%) mueve a curiosidad y a explicaciones que escapan del análisis simple del “resurgir”, dados su desmembramiento y liderazgos reducidos y la crisis en la que entró y que les domina, aun antes de la desaparición de su caudillo, Joaquín Balaguer.
Otras “fuerzas” aportaron más ruido que votos reales. Una particular estrategia de culpar al contrario de las mañas propias, sitúa al PLD como el artífice de la compra de cédulas cuando las muestras señalan lo contrario.
Lo que realmente hubo y cambió las cifras finales fue una voluminosa compra de voluntades que se atribuye a las redes que manejan negocios al margen de la legalidad, con fluidos recursos y de contacto barrial prácticamente en toda la geografía nacional.
Así explican algunos, como se divorcian, de sospechosa manera, las cifras finales del concierto de intenciones definidas en encuestas realizadas muy cerca del domingo de votaciones. l
