La ley de partidos figuró entre las iniciativas priorizadas en la legislatura que inició el 27 de febrero y concluyó el 26 de este mes, pero una vez más fue postergada.

La conclusión de una nueva legislatura en el Congreso Nacional sin que se aprobara la ley de partidos y agrupaciones políticas, evidencia, una vez más, que el poder político en el país se resiste a la regulación a pesar de las promesas de impulsar la iniciativa para que se aprobara en la primera legislatura de este año que hicieron líderes como el presidente Danilo Medina y el expresidente Leonel Fernández, del partido de la Liberación Dominicana (PLD) y Miguel Vargas e Hipólito Mejía, en el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).

El hecho de que la dirigencia política no pase de la teoría a la práctica luego de 13 años que tiene el país discutiendo la necesidad de que se apruebe una ley que regule las organizaciones políticas, es interpretado como falta de voluntad de los actores políticos para autorregularse por el vicepresidente ejecutivo de la Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus), Servio Tulio Castaños Guzmán.

“Sigue llamando la atención de que una ley que es una necesidad en el Congreso no se haya conocido a pesar de haber tenido una legislatura tan activa donde se hicieron varias vistas públicas, hay varias propuestas y es una situación que llena de preocupación a la sociedad dominicana porque todos los sectores están sometidos a un orden, menos los partidos”, sostuvo.

Castaños Guzmán agregó que no hacen falta más propuestas de ley porque ya en el Congreso hay varias de las que los legisladores puedan estructurar una buena iniciativa.

Agregó que la falta de una ley de partidos ya se refleja en las crisis que afectan a las organizaciones mayoritarias por la debilidad institucional que enfrentan. Puso como ejemplo el caos a lo interno del partido opositor y el disgusto en las bases del partido oficial. l

Es poco probable que sea aprobada para el 2016

El politólogo Freddy Ángel Castro observó que si la ley de partidos no se aprueba en un tiempo máximo de un año hay pocas probabilidades de que las elecciones del 2016 se hagan bajo una nueva regulación. Explicó que un año para cambiar las reglas del juego electoral sería muy poco tiempo para hacer los cambios que implicaría para el sistema político una nueva ley.