Lluvia de millones

Antes de que se realizara el primer lanzamiento de la actual temporada de Grandes Ligas, llovieron millones que el más experimentado de los economistas se asombraba ante tal fenómeno.

Antes de que se realizara el primer lanzamiento de la actual temporada de Grandes Ligas, llovieron millones que el más experimentado de los economistas se asombraba ante tal fenómeno.Justin Verlander, el estelar de Detroit que probablemente es el mejor serpentinero del negocio, y Buster Posey, en el entendido de muchos el receptor más completo del espectáculo, fueron beneficiados con 347 millones de dólares.

Verlander pactó una extensión por cinco años y 180 millones de dólares (una opción para un sexto por 22 millones de dólares más), mientras que Posey hizo lo propio, pero en su caso una de ocho años por 167 millones de dólares.

Arizona, en mucho menor rango, le dio una a Paul Goldscmichdt y esta semana se hizo oficial la de Elvis Andrus con Texas por 120 millones de dólares.

Andrus es un torpedero venezolano, de apenas 24 años, con muchas condiciones, asumo que más de las que se le conceden en ciertas esquinas donde han criticado su firma de parte de los Vigilantes.

Elvis es parte esencial, clave, nodal de un equipo que se ha destacado bastante en la Liga Americana en los últimos años. Sin línea central no se llega a ningún lado en la pelota y sucede que el venezolano ha hecho su trabajo.

Tiene la juventud de su lado y lo único que Texas ha hecho es aprovechar el momento, ya que el mercado está por las nubes en sentido general en las Mayores. Tan sencillo como que Andrus, de no haber pactado con los Vigilantes, hubiese sido agente libre con 27 años. ¿Quién no quiere a un paracorto establecido con un mundo por delante? Esa lista es larga y me atrevo a pensar que los Yankees, que deben buscar uno pronto, serían los primeros.

Grandes Ligas nunca se había visto como ahora: los equipos tienen ingresos muy altos. El negocio está en su mejor momento. Los peloteros y sus agentes saben eso.

En lo personal creo que a todos los jugadores les pagan unos millones en sus contratos que no pueden justificar. Llámese como se llame.

Pero la realidad se impone al protocolo y las carteras están llenas de dinero para gastarlo.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas