Si recorres cualesquiera de las carreteras troncales descubrirás cuadros de dolor. Enfermos mentales cubiertos precariamente con harapos que denotan su condición, deambulando en los laterales o en el centro, o debajo de elevados de las vías, o tirados al suelo. Dirán: -Siempre los ha habido. ¡Pero no tantos! En las ciudades igual se ven aquí o allá. Choca encontrar entre uno, tres, cinco, siete o diez desafortunados con destino incierto, cada día. A nadie duele, a nadie conmueve. Algún organismo debe asistirlos. Locos, siguen siendo seres humanos, tanto o más que quienes hemos perdido la sensibilidad. Ellos perdieron el juicio. Nosotros la conciencia. ¡Cuánto hemos cambiado! ¡Ni siquiera esas desgarrantes escenas nos conmueven!
Los abandonados
Si recorres cualesquiera de las carreteras troncales descubrirás cuadros de dolor. Enfermos mentales cubiertos precariamente con harapos que denotan su condición, deambulando en los laterales o en el centro, o debajo de elevados de las vías, o…