Los Heat del distrito

Durante el fin de semana pasado, guardando la distancia, llegaron a su fin dos torneos de baloncesto y no quiero dejar que pasen inadvertidos en este espacio por más popularidad que uno tenga sobre el otro.

Durante el fin de semana pasado, guardando la distancia, llegaron a su fin dos torneos de baloncesto y no quiero dejar que pasen inadvertidos en este espacio por más popularidad que uno tenga sobre el otro. Los Heat de Miami se coronaron por segunda vez en años seguidos, una corona que además de celebrar a un franquicia, también reconfirma a LeBron James como el mejor jugador en la actualidad en la NBA. James lo hizo todo, y por más que alguien quiera desmeritar su actuación, su carrera o su juego, sencillamente a estas alturas ya no hay mucho por dónde entrarle.

La metió de todas formas y cualquier minuto. Ya está bueno de mezquindades. El baloncesto es como todos los deportes: te da la oportunidad para ser villano y para ser héroe, así que no me sorprendería que durante el día de Navidad, cuando seguramente Miami se va a enfrenar contra un equipo de primer nivel, LeBron tenga un mal juego o falle algunos disparos a la hora buena y de nuevo comiencen las críticas sobre él.

Es que así es el deporte, así son los fanáticos. Estoy preparado para escuchar y leer toda clase de barbaridades hacia su persona. Mientras tanto, el joven goza de una segunda corona, una que lo lleva aún más al olimpo de los dioses del juego y, lo más importante, disfruta hoy del respeto de todos.

El Barias

El club Rafael Barias lo hizo de nuevo. Consiguió su segunda corona en dos incursiones en el torneo de baloncesto superior distrital.

Ese equipo pasó por un sinnúmero de adversidades y aún así pudo mantenerse de pie y dar la pelea hasta llegar donde todos quieren llegar: el éxito. José (Pancho) Fortuna fue mi Jugador Más Valioso. El veterano armador suplió la ausencia de Joel Ramírez, el mejor jugador del Barias, quien se perdió los últimos tres juegos de la fina, e hizo de todo y un poco más.

Barias se impuso a la opulencia económica de algunos clubes. Los de Villa Consuelo demostraron que se puede tener dinero, pero si no hay corazón no hay nada. Ahora el gran torneo debe ser luchar por su techado. Es que “un buen campeón merece un buen techo”.

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