Los Leones del Escogido

Es el tiempo de los Leones del Escogido. No lo digo yo, lo reflejan las tres coronas en los últimos cuatro campeonatos.

Es el tiempo de los Leones del Escogido. No lo digo yo, lo reflejan las tres coronas en los últimos cuatro campeonatos. Atrás quedaron esos aciagos 18 años de sufrimiento que, bajo dos administraciones diferentes, fraguaron la desazón en más de un fanático rojo.

Hoy, sin embargo, los Leones son una franquicia exitosa, moderna, modelo y aguerrida que puede, incluso, ser tomada como ejemplo en la liga.
Todo él crédito para los nuevos dueños, quienes en un momento se atrevieron a invertir cuando ese equipo tenía por residencia la oscuridad permanente y no era del todo atractivo para muchas cosas.

Desde la llegada de los Bonetti, los Vicini y los Najri otra cosa ha sido. Ellos han revolucionado la manera de manejar el negocio en todo el sentido de la palabra, especialmente en el deportivo y en el mercadológico.

Si hablo de ellos, es obvio que tengo que mencionar la labor de Moisés Alou y de su equipo. Alou es la cara del éxito y no hay dudas de que está por encima de la liga en cuanto al trabajo gerencial se refiere. Si usted le quiere llamar suerte, pues llámele. Yo sigo entendiendo que la suerte no existe, solo la oportunidad y el talento y me parece que Moisés goza de ambas.

Alou ha demostrado olfato para el trabajo y cuenta con una salva de movidas exitosas que prefiero omitir por no hacer interminable esta entrega. Los Leones son modernos y su manera diferente, repito, de manejar el negocio ha ayudado al resonante desempeño últimamente.

He sabido de muchas cenas, de incontables almuerzos y hasta días de finca que son organizados por la plana mayor del Escogido y eso, de alguna manera, ha hecho que cada jugador se sienta como parte de una gran familia.

Sé de los pequeños detalles que son cuidadosamente llevados por los dueños: desde un ramo de flores a una esposa que acaba de dar a luz hasta un bizcocho a un pelotero cumpleañero. Poco a poco todos ellos hicieron y siguen haciendo cosas que ayudaron a dejar atrás esa mente perdedora de sus peloteros. Hoy su autoestima está más elevada que en ningún otro momento. ¿Por qué no? Se creen y son los reyes de la selva.

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