Los patronatos en las instituciones de servicio

De las acepciones varias que define el diccionario para el término patronato, la que más se ajusta a  la ruta de este artículo, es la de: “consejo formado por varias personas para vigilar que cumpla debidamente sus fines”. Es el…

De las acepciones varias que define el diccionario para el término patronato, la que más se ajusta a  la ruta de este artículo, es la de: “consejo formado por varias personas para vigilar que cumpla debidamente sus fines”.

Es el concepto que al criollo asocia con el término y aunque no se define de esa manera, supone que los miembros de ese consejo tienen calidad de prestantes, destacados, distinguidos por cualidades varias, pero más que nada por su compromiso con la obra que realiza la institución.

Hay honrosos ejemplos de los resultados netos de complejos hospitalarios que muestran su utilidad, conveniencia y beneficios, porque velan por la transparencia y honestidad con que se manejan fondos a la vez que procuran y promueven ayudas puntuales, producto en ocasiones de relaciones personales o del propio prestigio ganado por el centro.

Tal es el caso de Cedimat, con un patronato compuesto de notables ciudadanos, que sin ruido han hecho una revolución tecnológica, “etericando” hasta lo ridículo, cada peso, logrando hacer crecer en servicios, productividad, eficiencia y credibilidad, un centro que nada envidia a los de países desarrollados.

Lo propio puede decirse del Hospital General de la Plaza de la Salud que, en condiciones similares y ubicado en el mismo polígono, crece de manera acelerada, multiplicando su menú de servicios y su calidad.

Allí concurren las mismas condiciones de un patronato comprometido con los resultados y en procura de una excelencia extraviada en la medicina social criolla, haciéndola compatible, al igual que en Cedimat, con un ejercicio privado de calidad, para los más pudientes.

Para muestra, un botón: el hospital Marcelino Vélez Santana, que surge como “el hospital del futuro”, nació en enero del 2003 con un patronato anulado por uno de los primeros decretos del presidente Leonel Fernández, en agosto del 2004, constituye la antítesis de los dos primeros ejemplos del manejo transparente, cuando un patronato vela por su administración, establece políticas y supervisa la transparencia en las inversiones, vigila los fondos generales de la institución y define las vías del desarrollo, apegadas a normas éticas y en beneficio de la población.

Una auditoría realizada en el 2010 por la Cámara de Cuentas muestra comprometedores desvíos de normas, procedimientos y manejo administrativo del Hospital de Herrera. Asuntos de una farmacia, la cafetería, compras de equipos médicos y de generación eléctrica, registros contables incorrectos, equipos de cómputos y muchos desvíos a lo establecido en la ley 10-04 y su reglamento, sazonan esta inspección oficial.

Los patronatos funcionan y garantizan el patrimonio de todos, auxiliando al Estado Dominicano. l

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